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La música es indicada para aprender o poner en práctica habilidades y así resolver problemas y conflictos, posibilita la socialización. También influye en la comunicación y estimula los sentidos, la atención, memoria, orientación y creatividad. Es el camino hacia el logro de una mayor autoestima y el desarrollo personal.
–¿En qué consiste la musicoterapia?
–La muscicoterapia es el uso inteligente de los elementos de la música (ritmo, melodía, armonía, esencia, etc.) para ayudar a restablecer o a mantener el equilibrio y la salud corporal, emocional, mental, social y espiritual, a través de los cantos, de la improvisación con instrumentos, de la audición de melodías. También imaginar y pintar con música adecuada y de expresar corporalmente los sentimientos. Es una disciplina con base científica que se comenzó a implementar con éxito desde la década de los 50.
–¿Qué es la musicosofía?
–Si imaginamos una construcción de tres plantas, la música estaría en el primer piso, como fuerza artística, la musicoterapia en el segundo, con poder sanador, y la musicosofía en el tercero, máxima expresión que permite alimentar al alma con la esencia o sabiduría de la música de grandes compositores o de piezas especialmente inspiradas. Musicosofía es, pues, la sabiduría intrínseca de la música, a la cual solo se puede acceder con una escucha activa, amándola y con técnicas especiales de meditación. Una vez que uno ha accedido a la esencia de una determinada melodía, se integra en nuestra alma, fortalece nuestro ser y acude en nuestro auxilio en momentos de crisis o necesidad.
–¿Qué efectos se logran con la musicoterapia?
–Los efectos son múltiples: dinamiza o relaja según necesidad y el tipo de música (sincronía). Armoniza. Nos ayuda a gestionar emociones (resonancia). Eleva nuestra alma y entusiasmo (efecto Mozart combinado con la musicosofía). Conecta ambos hemisferios, el izquierdo o lógico y el derecho o creativo, aumentando el volumen del cuerpo calloso y las conexiones sinápticas, efecto Beethoven y efecto Bachess. Socializa y nos hace más empáticos, lo que se denomina guapiduvi. Nos permite explorar el inconsciente individual y el colectivo, los arquetipos de Carl Jung. Ayuda a regular nuestras hormonas, con las endorfinas necesarias, así como a estabilizar nuestras frecuencias cardíaca y respiratoria, refuerza nuestro sistema inmunológico, entre otros.
–¿Quiénes pueden verse beneficiados con esta práctica y desde qué edad se recomienda?
–La musicoterapia se aplica desde el embarazo hasta la vejez, pasando por todas las edades y ámbitos –escolar o académico, hospitalario, empresarial–.
–¿Qué tipo de afecciones pueden tratarse con musicoterapia?
–Prácticamente todas. Desde diversos síndromes y trastornos como el de espectro autista hasta rehabilitación psicomotriz o del lenguaje, con técnicas de última generación dentro de la neuromusicoterapia, pasando por neonatología, traumatismos, depresión, ACV y muchas otras. Pero la musicoterapia y la musicosofía no solo son para enfermos, sino también para personas sanas que quieran mantener su homeostasis –conjunto de fenómenos de autorregulación– y equilibrio dinámico de una forma óptima, e incluso para apoyar técnicas de crecimiento personal y espiritual como el mindfulness, la practica de la meditación, relajación.
–¿Qué duración tiene la terapia?
–Hay microterapias de 5 o 10 minutos que realizamos en hospitales –como por ejemplo en nuestro voluntariado en oncología pediátrica del Hospital de Clínicas–, sesiones normalizadas de unos 40 minutos y sesiones extendidas que pueden durar tranquilamente dos horas.
La biodanza
-La biodanza, literalmente, la danza de la vida, es un sistema de autodesarrollo, creado por el chileno Rolando Toro Araneda, que utiliza los sentimientos provocados por la música y el movimiento para profundizar en la conciencia de uno mismo. Su objetivo es promover la integración de uno mismo con sus emociones y expresarlas. La biodanza permite establecer y profundizar lazos afectivos con la naturaleza y entre las personas, y poder expresar sentimientos acogedores. Biodanza es un sistema de integración humana, renovación orgánica, reeducación afectiva y reaprendizaje de las funciones originarias de vida. Su metodología consiste en inducir vivencias integradoras por medio de la música, del canto, del movimiento y de situaciones de encuentro en grupo.
–¿Cómo puede ayudar la danza al cuerpo o la mente del practicante?
–Prácticamente es lo mismo que comentamos con respecto a la musicoterapia. Pero, además, la danzaterapia incrementa el nivel de percepción personal y del cuerpo. Permite realizar amplios movimientos e incentiva al individuo a expresarse de manera auténtica y desinhibida, a través de la integración de lo inconsciente y del movimiento consciente. Es libre y espontáneo, apelando al don natural con el que todos nacemos para manifestarnos a través del movimiento.