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Sus causas no son claras. Está vinculado a las hormonas cambiantes durante el ciclo menstrual.
Habitualmente incluye síntomas tanto físicos como emocionales. Pueden aparecer: acné, hinchazón y sensibilidad de los pechos, cansancio, problemas para dormir, estómago descompuesto, hinchazón, constipación, o diarrea, dolor de cabeza o de espalda, de articulaciones o músculos, dificultad para concentrarse o recordar, tensión, irritabilidad, cambios de ánimo, o periodos de llanto, ansiedad o depresión.
Los cálculos del porcentaje de mujeres afectadas por el SPM varían ampliamente. De acuerdo a la Facultad Americana de Ginecólogos, al menos un 85% de las mujeres menstruantes tienen al menos un síntoma del SPM como parte de su ciclo mensual. La mayoría de estas mujeres tiene síntomas que son bastante leves y no necesitan tratamiento. Algunas (entre 3 y 8% de mujeres menstruantes) tienen una forma de SPM más severa, llamada trastorno disfórico premenstrual (TDPM). El SPM ocurre más frecuentemente en las mujeres que se encuentran entre los últimos años de sus dos primeras décadas y los primeros años de su cuarta década de vida, quienes tienen al menos un hijo, con antecedentes familiares de depresión o una historia médica pasada ya sea de depresión posparto o un trastorno de ánimo.
Hay evidencia de que una sustancia química que actúa a nivel del cerebro –la serotonina– cumple un rol severo en el SPM, denominado el trastorno disfórico premenstrual (TDPM). Los síntomas principales de esta afección (los cuales pueden ser discapacitantes), incluyen: sentimientos de tristeza o desesperación, o posiblemente pensamientos suicidas, sentimientos de tensión o ansiedad, ataques de pánico, etc.