Sedantes sin límites

Con mucha frecuencia escuchamos que quienes no pueden conciliar el sueño, manifiestan ansiedad o preocupaciones excesivas toman un sedante, sin control médico. Esta nota puede ser útil para evitar que se convierta en adicción.

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El Dr. Derlis Aranda, psiquiatra, comenta que los sedantes son medicamentos químicamente denominados benzodiazepinas, por ejemplo, diazepam, bromazepam, clonazepam, alprazolam, etc. con efecto depresor sobre el sistema nervioso central. Al actuar sobre el cerebro, disminuye sus funciones y al hacerlo provoca estado de tranquilidad; por ello son también denominados tranquilizantes o ansiolíticos. La respuesta a estos medicamentos es individual (determinado por la genética y exposición previa, así como otros factores). En la medida que los sedativos “van actuando” en nuestro organismo, si uno estuvo agitado, empieza a “calmarse”. Se enlentece el pensamiento, los movimientos se hacen progresivamente más lentos, inclusive puede haber torpeza, la persona por lo general conversa menos y puede según la potencia inductora del sueño, dormir.

Puede suceder lo contrario a lo esperado y también dependencia, el médico psiquiatra dice que “existe un grupo de individuos en los que las benzodiazepinas pueden provocar euforia y agitación (efecto paradójico). Es importante además señalar que puede en las personas con vulnerabilidad, inducir el uso “compulsivo”, tomas frecuentes con aumento de las dosis en forma progresiva y dependencia. Es por ello muy importante, señalar al momento de la prescripción esta posibilidad”.

La psicóloga psicoanalista Dra. Aurora Bachem menciona que “existen diferentes hipótesis sobre el porqué hoy día dedicamos tanta importancia y protagonismo a las soluciones químicas e inmediatas para calmarnos o estimularnos. Por un lado, la cultura inmediatista que nos obliga a eliminar el dolor y frustración a través de un botón, clic o pastilla”.

Esto sucede porque “desde pequeños a los hijos les enseñamos que no tienen por qué sufrir, esperar o frustrarse, como si eso estuviera “mal”. No es necesario sentir dolor o angustia y por eso les enseñamos a llenar este vacío con cualquier cosa: televisión, comida, compra compulsiva, trabajo o cualquier compulsión o adicción en donde uno pueda evitar el “terror” de encontrarse consigo mismo y el dolor”.

El psiquiatra Aranda señala que “la dependencia es un fenómeno que se desarrolla en forma progresiva. Está en relación con las características del individuo, la dosis, la frecuencia de las tomas por día de la benzodiazepina, entre otros medicamentos. Se recomienda siempre la menor dosis efectiva, la indicación de no más de 2 o 3 veces por día y la benzodiazepina de vida media más larga. Los sedantes de vida media más larga permanecen en el organismo mayor tiempo, por ello las tomas son más espaciadas; mientras que la vida media más corta obliga a la administración más frecuente.

La abstinencia

El galeno advierte que “en situación de abstinencia, falta del fármaco o necesidad de incremento de la dosis la persona puede presentar temblores, sudoración, inquietud. El síndrome de abstinencia varía y es muy similar al observado durante la abstinencia alcohólica”.

Agitación y ansiedad

* Solo un médico puede recetar el consumo de sedantes, en un tiempo prudencial.

* Tomar ansiolíticos y antidepresivos no es la solución del problema de fondo, y de ninguna manera puede ser parte de la rutina de vida.

* Si consume psicotrópicos, antidepresivos o ansiolíticos sin prescripción médica es necesario ayudar a esa persona a recuperar la seguridad en sí misma. Destacar sus aspectos positivos y darle fuerzas para cambiar por otras actitudes más sanas como el deporte, el arte, algo que cambie su embotamiento y costumbre mortífera de anestesiarse ante la vida.

* Estos medicamentos se indican en casos de agitación y ansiedad, junto a otros fármacos según el cuadro de base y para tratar la dependencia alcohólica. También para inducir el sueño o como fármacos coadyuvantes en personas que padecen epilepsia.

* Abandonar esta adicción a los sedantes depende de cómo la persona pueda elaborar las situaciones que le llevan a consumir, aprender a superar sus miedos.

* El abuso crónico de benzodiazepinas también puede dar lugar a la anorexia, ese trastorno alimentario en el cual una persona se niega a comer lo suficiente.

* Las benzodiazepinas tomadas sin control pueden generar confusión y mareos.

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