¿Se adapta al jardín?

Muchos niños no se acostumbran al jardín de infantes; desprenderse de mamá y papá es una tortura. Les duele la panza y se rehúsan a quedarse en el aula; una especialista nos habla de cómo ayudarlos.

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La Lic. Miriam Silberstein indica que el período de adaptación es un mundo desconocido para los niños y es normal que lloren o tengan miedo. “Asistir al jardín es todo un acontecimiento para el niño; por ello es importante que sepa, a través de los padres, que allí encontrará una buena profesora que dará las lecciones y muchos compañeritos con quienes podrá compartir cada clase. La incorporación deberá ser progresiva y así se evitará el choque brusco o también alguno de los padres podrá acompañarlo por unos minutos en el aula, al principio. Se deberá hablar al niño sobre los compañeritos con los que deberá compartir juegos, enseñarle a guardar los juguetes después de utilizarlos ya que hay que transmitir el sentido de la responsabilidad y obediencia”.

Los niños aprenden e imitan a los mayores, los padres serán modelos positivos en la casa para luego trabajar bien en el jardín de infantes. “Haga que su hijo dibuje, pinte y exponga sus obras de arte en un lugar especial; enséñele canciones, versos y a seguir el ritmo con el cuerpo. La mejor manera de apoyar el éxito escolar es estar involucrado en la experiencia del aula, interésese en lo que su hijo aprende y continúe en casa, comparta experiencias”.

Resalta la licenciada que los primeros años de vida son fundamentales para el desarrollo futuro de las habilidades del niño, porque generan aprendizajes que en la vida serán básicos. Por ejemplo, “el baño diario, el uso del cepillo dental son pilares para la formación de hábitos que se relacionan con las actividades diarias de los niños y contribuyen al bienestar físico, psíquico, al comportamiento adecuado. Se ahorra tiempo y esfuerzo intelectual, al ser cumplidos como rutina en la vida diaria”.

Conocer a otros niños

La profesional destaca que el niño que está en condiciones de ir a la escuela siente la necesidad de conocer a otros niños y de jugar con ellos. “El niño de 4 años debe empezar a ir a la escuela y los padres deben prepararlo para lo que él hará allí, con sus compañeros y maestra. Y la docente deberá realizar refuerzos positivos que motiven al pequeño a portarse bien y recompensarle porque dejó de llorar. Con diálogo y en forma tranquila se adquieren patrones de conducta adecuados”.

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