Reanimación cardiopulmonar

Las personas que realizan diversas actividades físicas al aire libre en verano, sometidas a altas temperaturas, podrían sufrir un ataque cardíaco. El Dr. Daniel Viveros, clínico, de la Fundación de Ayuda al Cardíaco, comparte las técnicas de reanimación cardiopulmonar y el uso del desfibrilador, una tecnología sencilla que salva muchas vidas.

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Es importante que tanto niños como adultos, acudan a su médico y se realicen los controles necesarios previos a la práctica deportiva. Y sobre todo, si sufre alguna enfermedad cardiovascular. El Dr. Daniel Viveros, clínico, dice que salvar vidas con las manos es posible, adquiriendo ciertas habilidades y técnicas de reanimación cardiopulmonar básica.

Cómo actuar

Si observa a un adulto que pierde el conocimiento, el Dr. Viveros recomienda: “Lo primero es confirmar la seguridad de la escena y de uno mismo. Si el paciente está en la vía pública por ejemplo, detener el tráfico. Si la víctima no responde, pedir ayuda en voz alta a las personas que se encuentren cerca y activar el sistema de respuesta a Emergencias con un teléfono. Si no hay nadie cerca llamar al 141, del Sistema de Emergencias Médicas Extrahospitalarias (SEME) y pedir que traigan un desfibrilador externo automático (DEA) y equipo para emergencias”.

Si la víctima no respira o no respira con normalidad: “comprobar el pulso –en el cuello–. Si no se detecta pulso con certeza al cabo de 10 segundos: iniciar las compresiones torácicas (ver imágenes). La mano dominante (sea la zurda o diestra) abierta y la otra encima, con los dedos entrelazados, se colocan en el pecho entre los pezones (en el centro del tórax)”. Con los codos extendidos, deja caer todo su peso sobre las manos en un movimiento intenso y rápido.

Describe el galeno: “las compresiones torácicas se realizan durante 2 minutos seguidos de manera fuerte y rápida, o más simple, 200 compresiones de seguido. Posteriormente se vuelve a comprobar el pulso, si no hay, se continúan con las compresiones durante 2 minutos, y se repite el ciclo de compresiones/comprobación del pulso hasta que llegue el equipo de emergencias”.

Si disponemos de un desfibrilador externo automático (DEA) en el lugar, apenas llegue el equipo, conectarlo al paciente como se muestra en las imágenes y seguir sus instrucciones que se producen con una voz.

Malos indicios

El Dr. Gustavo Olmedo, cardiólogo, habla de los dolores y el cansancio al subir una escalera o practicar deportes, lo que antecede a un infarto sin síntomas. El paciente refiere que días antes sintió una “falta de aire al realizar una actividad física”.

Otros hablan de “dolores retroesternales o en forma de cobata”.

En el momento del infarto es típico un “dolor en forma continua, detrás del esternón en forma prolongada, incluso en reposo y no cede. Es muy angustiante”.

El cardiólogo subraya que “cuando llega el infarto la arteria se cierra, y el síntoma inequívoco es que no se encuentra el pulso, se palpa el cuello o la muñeca, si no hay pulso, se trata de un ataque cardiaco”.

El desfibrilador podría salvar las vidas de los que sufren ataques cardiacos y el aparato es muy fácil de manejar, señala. “Es muy importante que se cuente con este aparato en estadios y clubes de fútbol, aeropuertos, esa ley u ordenanza municipal podría dictaminarse, algo que ya es obligatorio en muchos países. Aquí he visto en sanatorios y shoppings”, declara.

Aconseja cuidar el corazón y recordar que la enfermedad coronaria no viene sola. “El Ministerio de Salud da cuenta de que el 35% de la población tiene hipertensión, dislipidemia y azúcar. Los pacientes son sedentarios y fuman, todo ello hay que evitarlo”, culmina.

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