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Sobre los ahogamientos, Ariana Bernal, del Departamento de Capacitación de la Cruz Roja, recomienda supervisar al niño que se encuentre próximo a cualquier entorno acuático, bien sea en una piscina, bañera, playa o baldes con agua, entre otros, “entendiendo como vigilancia adecuada cuando la distancia al menor es inferior a la longitud del brazo del cuidador, es decir, tenerlos al alcance”. Los niños deberían aprender a nadar, sobre todo a partir de los 4 años, aunque ello no significa que puedan permanecer sin protección adulta.
Es importante el uso de dispositivos personales de flotación cuando se navegue en cualquier embarcación e incluso para cuando los más pequeños estén cerca del agua –en este punto, aconsejan optar por los chalecos salvavidas y evitar el uso de flotadores que se puedan desinflar–. Otra recomendación importante es aprender maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) tanto para padres como para adolescentes y niños mayores, ya que “la protección cervical adecuada, el tiempo transcurrido desde el ahogamiento y la aplicación precoz de medidas de RCP por personal entrenado resultan cruciales para mejorar el pronóstico en un ahogamiento”. Además, es bueno vaciar cualquier recipiente con agua después de su uso (por ejemplo, los baldes o cualquier otro recipiente con líquido o agua), ya que, en el caso de niños pequeños, el ahogamiento puede ocurrir con tan poca cantidad de agua como 5 cm en el fondo de un balde, una bañera, una piscina portátil o un pozo. Evitar situaciones de distracción mientras los niños están dentro o alrededor del agua, como hablar por celular o socializar. “Nunca deje a un bebé en el baño sin supervisión. Si usted debe contestar el teléfono o la puerta, no confíe en un hermano mayor para cuidar al bebé; envuelva al bebé en una toalla y llévelo con usted”, explica la especialista y agrega que nunca se debe dejar al niño solo para que use un asiento de bañera o un aro de soporte. El asiento puede darse vuelta o el bebé puede deslizarse dentro del agua. Recomienda instalar una traba en la tapa del inodoro y mantener las puertas del baño cerradas en todo momento.
“Considere instalar una alarma de piscina o un cobertor, pero sepa que esto no sustituye una cerca o la supervisión de un adulto. Retire los juguetes de la piscina cuando los niños hayan dejado de nadar, para prevenir que ellos intenten ir a recuperarlos cuando nadie los esté supervisando. Vierta toda el agua de una piscina inflable cuando haya terminado de usarla. Retire todas las escaleras de una piscina elevada cuando no esté en uso”, enfatiza. “Si deja a su hijo con una niñera, asegúrese de que se sienta cómoda supervisando a su hijo en la piscina y que comprenda sus reglas para el uso de la piscina”.
Ante un caso de ahogamiento, una vez rescatada la persona y ya estando fuera del agua “la colocaremos sobre una superficie dura y lisa (normalmente el piso), verificaremos la presencia de pulso (ubicando los dedos índice y medio en el costado del cuello) y la respiración (mirando la elevación del tórax), si se constata la falta de pulso se debe avisar a los servicios de emergencias locales (141: SEME - 132: Bomberos – 911: Policía)”.
Por último, recomienda “realizar o capacitarse en RCP solo con las manos, ya que este tipo de procedimientos salva vidas, y usted puede ser la diferencia”.