Prevenir con la dieta

Las enfermedades no transmisibles, en particular el cáncer, han tenido un aumento notorio en términos absolutos o relativos. Varios factores han hecho que el interés por la epidemiología del cáncer colorrectal se haya intensificado en las últimas décadas: los cambios en la dieta, la exposición a nuevos factores ambientales, el mayor conocimiento sobre carcinógenos, factores genéticos y las formas hereditarias. El pronóstico del cáncer colorrectal es excelente cuando se diagnostica en etapas tempranas, pero esta enfermedad sigue siendo una causa importante de muerte por cáncer. Esto se debe, principalmente, al retraso en el diagnóstico.

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La forma más frecuente de presentación del cáncer es la esporádica, sin embargo, entre el 3% y 6% se transmite en forma hereditaria. Los principales factores de riesgo son: la edad sin antecedentes personales, ni familiares. El 90% de los casos se diagnostican en mayores de 50 años, pero la incidencia se eleva a partir de los 40 años. El 70% de los casos de cáncer colorrectal son atribuibles a riesgos modificables como culturales, sociales, estilos de vida, etc. Los inmigrantes pierden rápidamente el riesgo de la población de origen y adquieren el de la población de destino. Es así como en los hijos de japoneses que emigraron a los Estados Unidos ha aumentado la incidencia a niveles similares o aún mayores que los nativos y alcanzan un riesgo cuatro veces mayor que el de los japoneses que permanecen en Japón.

Factores a tener en cuenta

Edad: es el factor de riesgo más importante en las personas sin antecedentes personales, ni familiares. El 90% de los casos se diagnostica en mayores de 50 años y la curva de incidencia se eleva a partir de los 40 años, con un aumento regular a medida que aumenta la edad.

Factores ambientales: el hecho de que el 70% de los casos de cáncer colorrectal sea atribuible a factores de riesgo modificables (culturales, sociales, estilos de vida) convierte a esta patología en una de las neoplasias cuyo desarrollo sería potencialmente prevenible.

Alimentación: la ingesta de grasas y carnes rojas se encuentra asociada a un mayor riesgo de cáncer colorrectal. Desde 1990 se demostró que la ingesta de grasas de origen animal conlleva a un mayor riesgo de este tipo de cáncer, motivo por el cual se propicia el reemplazo de carnes rojas ricas en grasa por pescado o pollo. La ingesta de vegetales, frutas y fibra también ha sido postulada como un elemento protector. La fibra tiene diferentes componentes: fibra no soluble (no degradable) encontrada sobre todo en los cereales; y fibra soluble (degradable) como la pectina encontrada en las frutas y los vegetales. Algunos estudios epidemiológicos han observado que mientras la fibra degradable tendría un efecto protector, esto no ocurriría con la fibra no degradable.

Alcohol: algunas escuelas como la holandesa, asocian el riesgo de cáncer al contenido alcohólico de la bebida.

Actividad física: hay evidencia de estudios epidemiológicos que señalan que los individuos que realizan más actividad física tienen menos riesgo de cáncer colorrectal. Las personas que tienen trabajos sedentarios presentan un riesgo mayor que aquellas que desarrollan trabajos que requieren actividad física.

Prevención primaria: si bien múltiples sustancias han sido sugeridas para la prevención, no hay datos concluyentes acerca de la eficacia de ninguna de ellas. Los antiinflamatorios no esteroideos (la aspirina y otros antiinflamatorios) son los que cuentan con mayor evidencia a favor. Sin embargo, parecería que su empleo debiera ser prolongado y en dosis altas en las cuales preocupan los efectos secundarios.

Las fibras: en un meta análisis de veinticinco estudios prospectivos se observó una reducción de riesgo del cáncer colorrectal con el consumo de fibras especialmente cereales y granos enteros.

Las grasas: el consumo de ácidos grasos omega 3 (especialmente el aceite de pescado), ha sido asociado con reducción de la incidencia del cáncer colorrectal.

Prevención secundaria

El rastreo es una estrategia de implementación poblacional para detectar una enfermedad en etapa temprana y sin síntomas con el fin de disminuir su mortalidad. Para alcanzar este objetivo, dado que más del 80% de los cánceres colorrectales se presentan en forma esporádica, las estrategias deben dirigirse a la población de riesgo promedio (personas sin antecedentes familiares, ni otro factor de riesgo excepto la edad). Se considera población de riesgo promedio a toda persona de 50 años o más, sin antecedentes familiares de cáncer colorrectal o pólipos ni enfermedad inflamatoria intestinal. El mejor estudio para el rastreo de esta patología es la colonoscopia realizada por expertos que dispongan del arsenal necesario para buscar e identificar las lesiones en todo el colon o sea realizar la colonoscopia completa.

Para saber más

* El cáncer colorrectal se ubica entre los tres cánceres más frecuentes.

* La incidencia en hombres y mujeres es similar.

* La edad es el mayor factor de riesgo.

* La incidencia es más marcada en el colon que en el recto.

* Es hasta diez veces más alta en los países occidentales que en las regiones de África y Asia

* Se recomienda en la dieta el mayor consumo de vegetales, granos, frutas, omega 3, y menos grasa.

* El programa de rastreo o búsqueda por colonoscopia debe comenzar a los 50 años.

* La vigilancia de la población con riesgo aumentado debe realizarse a partir de los 40 años.

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