Paternidad y maternidad responsables

En nuestra cultura, tener hijos parece ser un punto a llenar en la lista de tareas de todo ser humano. En muchos casos, la maternidad y la paternidad no es una elección consciente, sino la consecuencia de un suceso “accidental”.

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El licenciado Renzo Batura, psicólogo, aborda la necesidad de una paternidad y maternidad responsables. Señala que “si un hijo viene al mundo, como se dice vulgarmente, por accidente, la concepción puede resultar, en el mejor de los casos, un grato regalo del destino o, a veces, un caso desafortunado”.

Por ello, “antes de tomar la decisión de traer un hijo al mundo, es necesario tener en cuenta múltiples aspectos. En primer lugar, debe existir un deseo sincero de ser padre o madre. La paternidad, idealmente, debe estar desprovista de egoísmo. Ser madre y ser padre implica engendrar un ser humano con amor incondicional”, señala.

“Los hijos son para la vida, para la sociedad; implica dar al mundo algo de uno, sin esperar recibir una retribución. Uno engendra (o adopta) hijos por amor a la vida, no para tener enfermeros que nos cuiden en la senectud o para tener sucesores en los cargos laborales. De allí que muchas veces, cuando los hijos se independizan, hay un sentimiento de abandono , o los padres, inconscientemente, frustran el proceso de independencia de su descendencia”, agrega.

Para el psicólogo, “la maternidad, así como también la paternidad, es una vocación. Existe mucha presión a nivel social, sobre todo en la mujer, de que ella debe tener un hijo para sentirse realizada, lo cual no es más que una visión muy reducida sobre la realización del ser humano”, argumenta.

En segundo lugar, “es imprescindible analizar la situación económica de la pareja o de la persona que desee formar una familia monoparental. Alimentación, salud, vestimenta, recreación y educación son gastos básicos que uno debe estar con posibilidades de asumir. Indudablemente, traer hijos al mundo sin tener un sólido respaldo económico es irresponsable. Los índices de desnutrición infantil a nivel país son muy elevados”. 

Además, “educar a los hijos, jugar y compartir con ellos, es algo que no puede ser delegado enteramente a niñeras, docentes e inclusive abuelos”, subraya el licenciado Batura.

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