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El primer año de una carrera es muy importante para cimentar el proceso formativo e incluso es el puente entre el nivel medio y la educación superior, ya sea universitario o no. Entre las interrogantes que suelo hacer a los estudiantes para conocerlos mejor planteo: ¿cómo elegiste tu carrera?, ¿por qué la elegiste?, ¿qué metas tienes trazadas? Las respuestas suelen ser: “siempre quise una carrera que me permita trabajar y estudiar”, “la misma carrera de mi papá”, “nada que signifique encerrarme en una oficina”, “nada que tenga que ver con las matemáticas”, “una carrera que me permita seguir formándome”, entre otras.
Elegir la carrera es una tarea compleja y decisión importante de la vida que debe trabajarse desde el primer curso de la educación media integrando actividades que permitan reflexionar sobre la vocación. También analizar sobre los factores como intereses, capacidades, perspectivas de desarrollo profesional, posibilidades económicas y personales. Entre las actividades que podemos implementar en nuestras cátedras son estudios de casos, investigación, acción y proyectos.
A modo de sugerencia, comparto una propuesta que se puede trabajar con los estudiantes:
1ª etapa: diagnóstico y sensibilización con su profesión partiendo del vínculo con sus características personales, conocer la motivación profesional y desarrollar actividades de motivación.
2ª etapa: elaboración de proyectos de vida que apuntan a la implicancia personal y reafirmación profesional.
3ª etapa: seguimiento y evaluación de los logros alcanzados por el estudiante en su proceso de orientación profesional y en el desarrollo de su trayectoria. Se plantea la orientación para el desarrollo de la carrera en los últimos años; jornadas para la selección de temáticas de trabajos finales e investigación, y problemática de la inserción laboral.
* Docente universitaria
carladecoud@gmail.com