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La licenciada Laura Casola, psicóloga, menciona que el cerebro del niño es flexible, pues las neuronas se encuentran con la máxima predisposición para realizar las conexiones necesarias y adquirir los aprendizajes.
Por este motivo, la estimulación desde la etapa de la gestación puede marcar una diferencia importante en las habilidades que adquiera un niño, es decir, cuanto más temprano se comienzan los estímulos, será más efectivo el resultado.
“El concepto del talento está vinculado con la aptitud o la inteligencia del niño; la capacidad para ejercer una actividad se asocia a la habilidad innata, a la creación, aunque también puede desarrollarse con la práctica y el entrenamiento”, explica.
Por su parte, el licenciado Luis Ramírez, psicólogo, afirma que todo proceso de desarrollo de la inteligencia se inicia con el estímulo de los sentidos, activarlos genera circuitos neuronales que fortalecen la red neuronal, fundamental para los movimientos eléctricos y químicos del cerebro.
La licenciada Casola refiere “el concepto de las inteligencias múltiples: no solamente puede ser considerado inteligente un niño que sobresale en matemáticas o en lenguas, sino también existen otros tipos como la inteligencia física, social, emocional, artística, entre otras”, enfatiza.
El licenciado Ramírez agrega que “el cerebro es el gran mezclador, sintetiza lo recibido por la percepción, suma a la emoción y produce una reacción corporal química que vuelca en la sangre su resultado. La sangre es el alimento de las células, además genera una respuesta corporal de adaptación a ese movimiento”.
¿Cómo incentivar las capacidades?
La licenciada Casola resalta que “la primera etapa del desarrollo de la inteligencia infantil se da a través de los sentidos, con los sonidos, las imágenes, el gusto y el tacto. El niño amplía su conocimiento del mundo y sus experiencias de base, para los aprendizajes más complejos. Por eso la música, los cuentos, las caricias, los distintos sabores y olores son experiencias fundamentales para preparar el terreno de las distintas capacidades”.
Así también, según la profesional, “nunca se debe violentar los procesos naturales del infante, es decir, evitar expectativas que el pequeño no sea capaz de alcanzar, ya que esto solo podría causar frustración y baja autoestima”.
El licenciado Ramírez comenta que “el talento se descubre observando la vida de cada niño, sus preferencias, sus tendencias, su modo de resolver los conflictos, de generar nuevas ideas o soluciones. Así vemos que tiene habilidades musicales, corporales, espaciales, de contacto con la naturaleza, de relacionamiento, etc.”.
El licenciado observa que “los juegos son la manera natural de aprender, ya que potencian los aprendizajes porque agregan el factor de repetir con agrado y placer. Sin darnos cuenta por medio del juego aprendemos muchas acciones necesarias para la vida, genera una emoción que hace que el cerebro grabe ese aprendizaje con más calidad y profundidad”.
Fotos: Silvio Rojas