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A la hora de ver la hoja de examen muchos adolescentes experimentan temblores y miedo, hasta el punto que se les nubla la vista. La confianza en uno mismo es vital para desarrollar con tranquilidad los datos solicitados en el examen.
La magíster Miriam Silberstein, psicopedagoga, señala que “algunos adolescentes padecen ansiedad intensa o nervios extremos ante los exámenes que interfieren en la concentración y rendimiento. Es un tipo de ansiedad en la que importa mucho el rendimiento o la correcta ejecución de una tarea”.
Los jóvenes también aprenderán a tener buenos hábitos de estudio y técnicas que permitan obtener un nivel de comprensión más profundo, esto se logra al estudiar regularmente y no a última hora.
La profesional indica que “será necesario cambiar los pensamientos negativos por los positivos y aceptar los errores, pues son oportunidades de aprendizaje. Aprender técnicas de respiración profunda y pausada ayudará; y dormir lo suficiente, es decir, por lo menos ocho horas, hacer ejercicio físico y comer de modo saludable”.
El conocimiento que se obtiene al estudiar y aprender brinda tranquilidad, una actitud positiva ante la situación y la autoestima alta generan confianza en sí mismo.
Por otro lado, algunos aspectos como “vestirse de forma cómoda y presentable, la postura correcta; y sonreír desarma cualquier situación social y hace sentir cómodas a las personas. El contacto visual mejora la calidad de la interacción, puntos importantes que ayudan”.
Destaca la profesional que “siempre existen nervios o ansiedad moderada ante los exámenes y la mayoría de los adolescentes puede manejarlos. Se trata de emociones básicas como respuesta a una situación de peligro o amenaza. El estrés emocional en algunos adolescentes los conduce a padecer niveles elevados de ansiedad y angustia y esto deriva en un bloqueo que produce la mente en blanco”.
El cuerpo relajado y la mente concentrada al momento de rendir inciden en los buenos resultados.