Mitos y verdades sobre el sueño

Los datos actuales muestran que el sueño fue el mayor predictor de todas las causas de mortalidad en personas mayores de 60 años. ¿Será que todas ellas necesitan dormir ocho horas de sueño para tener salud? Veamos.

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Mariela Silveira, médica, explica: “Mucho se oyó que cuanto más se dormía, mejor sería. ¿De verdad? Sorprendentemente, trabajos recientes demuestran que no. Primero que esto es variable de acuerdo a necesidades individuales, grupo de edad, fases de la vida, entre otros. En segundo lugar, que los datos actuales muestran que el sueño fue el mayor predictor de todas las causas de mortalidad en personas mayores de 60 años -acompañamiento por 6 años hecho por Kripke y colaboradores en 2004. Poco sueño se asoció con mayor riesgo (<5horas), el sueño moderado (entre 6,5 - 7,5 horas por noche) fue asociado con menor riesgo de todos, y las personas que dormían más (8 horas) con mayor mortalidad. O sea, dormir más puede no ser lo indicado. “El tiempo que dormimos por la noche también tiene relación directa con las enfermedades cardiovasculares, recuerda el médico Luis Felipe. En un estudio realizado en Estados Unidos, publicado en 2010, con más de 30 mil adultos entrevistados, en comparación con la duración del sueño de 7 horas, se verificó que ambos períodos cortos y largos de sueño (5 y 9 horas) fueron asociados con las enfermedades cardiovasculares, lo que consecuentemente aumenta el riesgo de mortalidad.

Calidad del sueño 

Además de las cuestiones subjetivas como sensación de cansancio al despertar y somnolencia diurna, se recurre a la polisomnografía. El examen es usado para la investigación de varios disturbios del sueño. Por ejemplo, insomnio, ronquido y apnea. Permite la medición de algunos parámetros fisiológicos tales como: actividad eléctrica cerebral e identificación de las fases del sueño (electroencefalograma), el movimiento ocular (electrooculograma) que junto con las características de las ondas cerebrales determinan si la fase del sueño es REM (con movimientos rápidos de los ojos, sueño con actividad cerebral más rápida. Y los no REM, que es el sueño con actividad cerebral más lenta. Además movimiento de las piernas (sensores de movimiento en los miembros inferiores), relajación muscular (electromiograma), la respiración (flujos aéreos nasal y bucal y por los movimientos respiratorios), latidos cardíacos (electrocardiograma) y el nivel de oxígeno en la sangre (oximetría). “A partir del resultado, el tratamiento busca mejorar la calidad del sueño y de la salud como un todo”, recomienda Mariela.

Fuente: Kurotel - Centro Médico de Longevidade y Spa de Gramado (RS), Brasil.

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