Más que una fea cicatriz

Existen personas con predisposición a padecer lo que se conoce como cicatriz queloide, que más allá del problema estético podría producir dolor, picor y con el tiempo aumenta su tamaño.

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La doctora Lourdes González, dermatóloga, informa que las cicatrices queloides representan alteraciones en la reparación de las heridas en individuos predispuestos. Es decir, nuestra piel presenta un sistema de reparación natural como respuesta a lesiones de cualquier tipo, con el objetivo de restaurar la integridad y la firmeza del tejido dañado. En respuesta exagerada a las agresiones que sufre la piel aparecen las cicatrices queloides.

“Existen predisponentes para la aparición de las cicatrices queloides como: el factor genético, ya que podría heredarse y es más frecuente en la raza negra. Así también se encuentra el factor endócrino, que es más continuo con la aparición de cambios hormonales en la pubertad y el embarazo”, agrega.

En tanto, el doctor Osvaldo Aquino, cirujano plástico y estético, refiere que los queloides pueden ser producidos por incisiones quirúrgicas, heridas traumáticas, acné, quemaduras, aros, piercings, secuelas de vacunación, varicela, etc.

“Estas cicatrices se caracterizan por exceder los bordes de las heridas, generalmente llaman la atención porque aparecen sobreelevadas, son de coloración rojiza y con prurito. Recuerde que estas marcas pueden aumentar de tamaño con el tiempo”, sostiene.

La doctora González menciona que “las cicatrices queloides se caracterizan por presentarse hasta meses después de la aparición de la lesión cutánea que la desencadenó, su forma no guarda relación con la lesión inicial (excede la zona afectada). Se presenta con formas clínicas muy variadas (pápulas, placas, nódulos o tumores de gran tamaño) sus contornos están bien delimitados, la superficie es lisa, su coloración es rojo-violácea y al tacto son muy duras”.

El doctor Aquino resalta que hay áreas más propensas por excelencia a presentar esta cicatriz, como los lóbulos de las orejas, hombros, mentón y toda la región anterior del tórax, así como también las heridas por quemaduras”.

Es típica la aparición de queloides en el escote y los hombros de las mujeres, y más aún si son jóvenes.

Antes de la cirugía, pregunte

La doctora González refiere que “el tratamiento de las cicatrices queloides representa un desafío médico, ya que resulta difícil, no existe un tratamiento cien por ciento efectivo, y en muchos casos es inefectivo. Por esto, en pacientes con predisposición a desarrollarlas es importante la prevención, es decir, evitar traumatismos, así como la realización de procedimientos innecesarios en zonas con tendencia a presentar este tipo de cicatrices”, sostiene.

Pregunte y consulte sobre este tema antes de someterse a una intervención.

El doctor Aquino, por su parte, resalta que “nunca se propone la cirugía como primera opción, pues la tendencia es la recidiva (repetición de una enfermedad poco después de terminada la convalecencia) y con mayor tamaño que la lesión inicial. Se realiza la infiltración con un corticoide, se emplean algunas cremas con silicona y la compresión con vendajes especiales que quitan el oxígeno a la cicatriz, evitando así su crecimiento”.

Enfatiza este profesional que “se recurre a la radioterapia combinada con la cirugía, y se obtiene buen resultado en el 87% al 90% de los casos”. 

“Son altamente recidivantes, y hay que ser constantes y tenaces en el tratamiento que se aplica, a fin de lograr el resultado esperado”, concluye el doctor Aquino.

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