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La Dra. María Leticia Alarcón Peralta (*) señala que el sistema de equilibrio del cuerpo nos ayuda a caminar, correr y movernos sin caernos. El equilibrio se controla mediante señales transmitidas al cerebro por los ojos, el oído interno (sistema vestibular) y los sistemas sensoriales del cuerpo, como la piel, los músculos y las articulaciones.
–¿Por qué algunas personas se marean al realizar movimientos bruscos?
–Para poder entender por qué ocurre esto necesitamos recordar la anatomía del oído interno, que posee tres elementos principales: el primero es el área superior, que ayuda a mantener el equilibrio mientras uno gira. Esta zona tiene tres canales semicirculares y cada uno contiene líquido y minúsculos sensores semejantes a pelos. Al rotar la cabeza el líquido se mueve, lo cual es registrado por los sensores, informando al cerebro que el cuerpo ha cambiado de posición. El cerebro alerta a músculos y articulaciones para compensarlo, de modo que se mantiene el equilibrio.
El segundo es la región más interior del oído interno, dotada de una estructura en forma de caracol, llamada cóclea. Es principalmente un órgano auditivo. El tercero es cerca de los canales semicirculares y la cóclea. Se encuentran estructuras llamadas utrículo y sáculo, las cuales contienen partículas minúsculas –otoconia– conectadas a sensores que detectan movimientos hacia adelante y hacia atrás.
–¿Quiénes son las personas más propensas a padecer vértigos y cuáles son las molestias más notables?
–Aumenta la incidencia por encima de los 65 años, es más frecuente en mujeres que en varones. Usted puede necesitar ayuda para caminar cuando se presenten los síntomas. Evite las actividades riesgosas como conducir, operar maquinaria pesada, subir escaleras hasta una semana después de que los síntomas desaparezcan. Estar siempre acompañado porque el vértigo puede producir caídas que pueden a su vez llevar a lesiones, incluso fracturas de cadera.
–¿Cómo solucionar este problema desde la otorrinolaringología?
–El tratamiento farmacológico, según el caso, se da con antivertiginosos, vasorreguladores, neurotróficos, psicotropos, diuréticos, sedantes vestibulares, corticoides e inmunosupresores, antieméticos para las náuseas, etc. Además el tratamiento rehabilitador, que en algunos pacientes puede reducir los síntomas, por ejemplo: rehabilitación vestibular, con este tipo de ejercicios se puede conseguir disminuir la frecuencia y la intensidad de las crisis de vértigo. Existe además el tratamiento quirúrgico para algunos casos de vértigos.
(*) Especialista en otorrinolaringología y cirugía de cabeza y cuello.