Marcó su vida

Dos años transcurrieron de aquel episodio que marcó la vida de Francisca Ozorio. “Recuerdo que consulté con varios profesionales médicos porque sufría de severos dolores de cabeza, hasta que en un momento dado me solicitaron un examen de tomografía y los resultados remitieron al consultorio de neurocirugía. Por el método de la arteriografía identificaron la causa de la migraña que se debía a la aneurisma. En el mes de mayo de 2012 fue la última vez que me sentí supermal y dos meses después me sometí a cirugía”. Me recuperé rápido –prosigue–, porque respeté todas las instrucciones del Dr. Osvaldo Paniagua. “Una de las recomendaciones era mantener la pierna recta durante algunos días para evitar el sangrado en el punto de la sutura de la ingle. Gracias a Dios pasaron los años y me siento totalmente curada”, manifiesta Francisca.

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No quedan secuelas

En cuanto a las complicaciones, el profesional y la paciente aseguran que no presenta pérdida del movimiento en una o más partes del cuerpo, tampoco pérdida de sensibilidad, ni aumento de la presión intracraneal. Sin embargo, las rutinas de control son constantes, ya que luego de la operación la paciente continúa tratándose. “Al concluir el procedimiento, las inspecciones fueron hechas después de tres meses, seis meses, un año y certificamos que la paciente está curada”, señala el Dr. Paniagua.

Francisca lleva una vida tranquila y feliz en compañía de sus cuatro hijos que la sostuvieron en los peores momentos. “Es una experiencia difícil de olvidar, porque me encontré al borde de la desesperación, pero mantuve la fe y confianza en los profesionales. Eso sí, inculco a mis hijos a que se realicen un examen periódico para que descarten cualquier enfermedad a tiempo”.

“Actualmente, la posibilidad de sangrado en ella por aneurisma es cero”, finaliza el galeno.

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