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No quedan secuelas
En cuanto a las complicaciones, el profesional y la paciente aseguran que no presenta pérdida del movimiento en una o más partes del cuerpo, tampoco pérdida de sensibilidad, ni aumento de la presión intracraneal. Sin embargo, las rutinas de control son constantes, ya que luego de la operación la paciente continúa tratándose. “Al concluir el procedimiento, las inspecciones fueron hechas después de tres meses, seis meses, un año y certificamos que la paciente está curada”, señala el Dr. Paniagua.
Francisca lleva una vida tranquila y feliz en compañía de sus cuatro hijos que la sostuvieron en los peores momentos. “Es una experiencia difícil de olvidar, porque me encontré al borde de la desesperación, pero mantuve la fe y confianza en los profesionales. Eso sí, inculco a mis hijos a que se realicen un examen periódico para que descarten cualquier enfermedad a tiempo”.
“Actualmente, la posibilidad de sangrado en ella por aneurisma es cero”, finaliza el galeno.