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En los últimos tres años, la Clínica de Trastornos del sueño de la Universidad Nacional de México (UNAM) documentó 10.000 casos de jóvenes con el sueño alterado debido al uso extendido de celulares, tabletas, ipods, laptops, etc.
El uso de estos aparatos los mantiene despiertos por más tiempo y, ya dormidos, la vibración, la luz o los sonidos que emiten, suelen poner en alerta al adolescente, aumentar el sueño ligero y disminuir el profundo. Esta etapa del sueño profundo es la que nos permite sentirnos bien al día siguiente.
La importancia del sueño profundo en un adolescente, aparte de restaurarlos mentalmente, tiene la función de producir hormonas como las del crecimiento o la saciedad, por lo que perder horas de sueño implica alteraciones en su talla. Perder horas de sueño puede implicar crecer menos, pesar más y el riesgo de problemas cardiacos u obesidad.
La mayoría de estos casos tiene que ver con un problema de límites en los padres, porque en la adolescencia hay una predisposición biológica normal a retrasar el sueño, pero se debe poner atención a que duerman lo necesario.
Es por eso que aconsejo a los padres que estén atentos y vigilen las horas de sueño de sus hijos. Aquí van algunas recomendaciones:
* Vigilar que los hijos duerman como mínimo 8 a 9 horas al día.
* Sacar de la habitación el celular, computadora, tableta, laptop o televisión.
* Poner límite de uso a todos los aparatos electrónicos así como los videojuegos.
* Fijar horarios regulares para acostarse y levantarse.
* Evitar las siestas prolongadas porque hacen que duerman cada día más tarde en las noches.
* Limitar las cenas abundantes o actividades físicas antes de dormir.
* Evitar la cafeína después de las cinco de la tarde.
(*) Magister en Ciencias de la Familia.