¿Las pastillas son una solución?

Con demasiada frecuencia la ansiedad, la tristeza y el insomnio se tratan con fármacos, como si todo se pudiera solucionar con pastillas. Hay estadios que, sin embargo, no lo requieren o se podrían sanar con otras alternativas. Veamos algunas opiniones.

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¿Cuándo se aconseja el consumo de fármacos y cómo inciden en la salud? Ante trastornos de ansiedad y depresión el médico tratante analizará en primer lugar el nivel del problema y de acuerdo a ello recurrirá al tratamiento con psicoterapias conductuales o el suministro de medicamentos, si fuese necesario.

El doctor Néstor Girala, médico psiquiatra, informa que si bien desde los inicios de la humanidad se conoce que el consumo de algunas sustancias afecta la conducta (como el alcohol), el uso sistemático y generalizado de sustancias químicas para tratar trastornos mentales, se inicia en la década de 1950, con la llamada revolución psicofarmacológica.

Afirma el galeno que las “pastillas” tratan la depresión, la psicosis, la ansiedad, el insomnio con una eficacia antes inalcanzable. En la conciencia popular, sin embargo, se relaciona también con el riesgo de dependencia, el embotamiento (estar pastilleado o dopado) y el indeseable aumento de peso.

Pero el psiquiatra describe que “la mayoría de estos fármacos actúa en un lugar crucial del sistema nervioso, la sinapsis, ahí donde una neurona casi toca a otra, y se comunica con ella liberando sustancias (neurotransmisores). Los fármacos aumentan la cantidad de neurotransmisores en la sinapsis por diversos mecanismos o actúan directamente en la siguiente neurona simulando, modulando o bloqueando la acción de los neurotransmisores sobre sus receptores. El impacto de este pequeño cambio en un sistema altamente integrado y el resultado en la conducta, las emociones y el pensamiento, es sumamente complejo y sorprendente”.

Y ahonda aún más: “generalmente junto con el beneficio hay molestias (efectos secundarios) leves, aunque ocasionalmente obligan a suspender el tratamiento por su severidad”.

Por su parte, el doctor Óscar Paats, psiquiatra, menciona que cuando la persona afectada padece un nivel leve a moderado de depresión o ansiedad y todavía no se suministra un medicamento, y la persona se da cuenta de que está empezando a bajar su capacidad funcional en el área laboral y social de forma leve, se podrá recurrir a la psicoterapia conductual. Es decir, con esto se podrá ver qué se está haciendo mal, si abusa de los estimulantes como el café o gaseosas, si fuma o consume drogas. Estos pueden llegar a producir estimulación en la persona y llevarle a un estado de ansiedad o depresión”.

A nivel físico y psicológico

El facultativo describe que la ansiedad y la depresión son trastornos psicosomáticos, porque producen afectación a nivel físico (dolores de cuello, de pecho, constipación, eyaculación precoz en hombres y en las mujeres falta de deseo sexual o alteraciones en el ciclo mestrual) y también a nivel psicológico. Estos trastornos se pueden tratar con psicoterapia conductual cuando son niveles leves a moderados, como por ejemplo, al comprobar a qué hora duerme, si consume estimulantes o si lleva un ritmo de trabajo muy estresante. En ese contexto se trata de cambiar estos hábitos”, acota.

En un trastorno mental

El doctor Girala dice que se justifica intervenir con fármacos en un trastorno mental cuando está bien definido por la experiencia colectiva de la ciencia médica psiquiátrica. Aunque hay zonas grises donde la opinión del profesional y la preferencia del paciente determinan la decisión”, finaliza.

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