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Romina realizaba tareas en el jardín en un día soleado. Minutos después observó que ciertas zonas de sus manos estaban enrojecidas, hinchadas y sentía ardor.
La doctora Lourdes González, dermatóloga, refiere que “la fitofotodermatosis es una reacción inflamatoria provocada, por el contacto de la piel, con determinadas plantas fotosensibilizantes (psoralenos) y la posterior exposición a la radiación solar”.
Las lesiones que aparecen en la piel dependen de la cantidad y tipo de sustancia fototóxica que penetra la piel y de la intensidad de la radiación solar a la que fue expuesta.
Por su parte, la doctora Alva Narváez, dermatóloga, menciona que esta afección es más común en personas de pieles 1, 2 y 3, que son las blancas y trigueñas, que resultan muy sensibles ante la exposición de la savia de la planta, y que en contacto con los rayos del sol se presentan como unas pequeñas quemaduras, que incluso pueden llegar a formar pus.
La especialista expresa que “esta afección no reviste gravedad y podría desaparecer completamente en dos meses. Por ello es importante acudir al profesional dermatólogo, quien suministrará corticoide en spray, que se absorbe rápidamente. Sin embargo, este derivado no se administra a personas diabéticas o con glaucoma, por ejemplo”.
“Para el tratamiento también se recomienda el uso de una pasta blanca que aclara la zona afectada, al despigmentar, y también sirve como antiinflamatorio. Los paños fríos de té de malva son bastante útiles ante este problema, ya que favorecen la descongestión de la zona dañada”, aconseja Narváez.
La doctora González enfatiza que en la fase aguda (horas después del contacto con la planta) se pueden presentar ciertas señales como: picazón sin lesiones, enrojecimiento de la zona afecta, vesículas o ampollas.
“Una vez superada esta fase puede quedar una hiperpigmentación posinflamatoria o mancha oscura de forma variada: lineal, figurada, como salpicaduras, recorriendo los dedos de las manos, entre otras”, señala la profesional.
Las culpables
Existen algunas plantas que contienen una sustancia fotoactiva que puede dañar la epidermis.
La doctora González apunta que “entre las que pueden causar esta reacción se encuentran los cítricos, lima, limón, así como la naranja. Otras son: bergamota, ruda, zanahoria, eneldo, hinojo, perejil, apio y muchas más”.
Por su parte, el ingeniero agrónomo Ricardo Abente apunta que “hay una falsa creencia de que la simple planta es tóxica, más bien al ser cortada produce una savia venenosa (leche blanca), que si es manipulada con las manos y luego dirigida a los ojos o la boca, entonces produce cierto grado de irritación en estas zonas delicadas del rostro”.
Cita algunas como “mirame no me toquéis, cuyo nombre científico es Euphorbia milii splendens, así también el árbol de paraíso, que expulsa una toxina y produce molestias como dolor de cabeza”.
El ingeniero dice que “otras especies con efecto tóxico son la Dieffenbachia, de hojas verdes con manchas blancas, y el guembe o costilla de Adán”.
Alivian las molestias
La doctora Narváez menciona que es importante el lavado constante de las manos, en especial después de estar en contacto con ciertas plantas.
Señala que “una buena pantalla solar actúa como protección y es un factor de prevención contra las fitofotodermatosis, ya que ayuda a bloquear los rayos ultravioletas que generan esta afección”.
Se recomienda lavar muy bien la piel con agua tibia y jabón. Limpie con un cepillo debajo de las uñas.
Lave las ropas y zapatos con agua caliente y jabón.
El calor y el sudor del cuerpo empeoran la picazón, por eso procure un sitio fresco o aplíquese compresas frías en la piel.
Si va a trabajar en el jardín utilice guantes y herramientas adecuadas.