Cargando...
El doctor Miguel Ruoti, presidente de la Sociedad Paraguaya de Ginecología y Obstetricia, menciona que el entorno donde va a producirse el parto estará preparado para la asistencia, ya que estamos manejando dos vidas, por eso la especialidad preconiza la salud, tanto de la madre como del bebé.
“Allí radica lo esencial: que las personas que brindan asistencia al parto estén capacitadas, así también es fundamental contar con la infraestructura necesaria para ello, debido a que puede producirse en condiciones fisiológicas naturales, sin la asistencia de ninguna persona. Pero cuando se presentan las complicaciones, que no son frecuentes, sí pueden ser catastróficas”, añade.
El ginecoobstetra sostiene que “allí radica la importancia de que durante el trabajo de parto la mujer esté asistida por profesionales, que pueden identificar alguna anomalía dentro de la prosecución del trabajo de parto”.
La relación de la embarazada y su médico
Vania Valdez, doula capacitada en el curso de formación de acompañamiento para el parto DONA Internacional, refiere que “un parto humanizado o respetado, se da cuando la mujer se siente segura durante la gestación, confía en su cuerpo y el profesional que le atiende. Y a su vez que este profesional conozca y respete la fisiología femenina, así como los riesgos de las intervenciones, y no la práctica de forma injustificada”.
“Un profesional que sabe escuchar las necesidades de la gestante, y detectar si hay algún problema, y si verdaderamente lo hay que sepa informar e intervenir de la mejor manera. En definitiva, conseguir un parto respetado depende más de la filosofía y mentalidad del profesional que atiende que del lugar donde el parto se desarrolle”, acentúa.
Valdez sostiene que “una doula en el parto respetado ayuda a proporcionar medidas de alivio y contención a la mujer embarazada. No es partera ni enfermera, y no reemplaza a la obstetra ni al ginecólogo. No atiende médicamente el parto, ni responde ante emergencias de ginecología u obstetricia, o servicios perinatales o de neonatología”.
Por otro lado “independientemente del resultado del parto, si finalmente ha habido o no complicaciones, y ha sido necesario intervenir médicamente, si este ha sido respetado y la mujer siente que ha sido la protagonista de la toma de decisiones junto a su médico, se sentirá más satisfecha y con más fuerza para superar cualquier dificultad posterior con la lactancia o la crianza. Va más allá del trato cariñoso y educado, significa también respeto a nuestros cuerpos”, finaliza.
Garantizar el nacimiento
La doctora Corrales indica que “el fundamento psicosocial de los grupos que promocionan el parto natural es el favorecimiento de la conexión inicial con el recién nacido, estimulando el apego, la relación madre e hijo y la lactancia materna, pero la mismas situaciones se pueden garantizar en un ambiente profesional. Quienes defienden el parto natural argumentan que el riesgo de depresión posparto es menor en aquellas mujeres que se someten a esta experiencia, la que requiere de un estudio aún más acabado y científico para afirmarlo, ya que esta depresión no es frecuentemente evaluada en ningún ámbito”.
La facultativa se explaya y dice que “producto de una gran promoción mediática, y la presión de los grupos interesados, el deseo de un parto natural crece cada día más y representa una consulta habitual en el control prenatal. Muchas veces incluso, las pacientes, acuden a sus médicos tratantes con un ‘plan de parto’, documento que confeccionan en conjunto con sus parejas o familias. Pero lo ideal sería que este plan sea elaborado junto con el médico. Es quien tiene la verdadera visión del contexto en el que se va desarrollando el embarazo, como factores de riesgos o patologías que acompañan a la madre y el feto”.
La profesional dice que “la solicitud contrasta con la práctica obstétrica habitual, generando tensión en la relación médico-paciente, pues con frecuencia la mujer se expone a riesgos innecesarios”.
Enfrentados a una corriente
La doctora Fanny Corrales Ríos, vicepresidenta de la Sociedad Paraguaya de Ginecología y Obstetricia, afirma que en el parto se mezclan muchos deseos e intereses, por una parte la preocupación de que sea un parto exitoso desde el punto de vista médico, con una madre y un recién nacido sanos y, por otra parte, que sea un momento especial e íntimo.
“Últimamente nos hemos visto enfrentados a una nueva corriente en relación al parto, la cual proclama el llamado parto natural o respetado. Desafortunadamente ninguna organización internacional prestigiosa relacionada con la obstetricia y ginecología ha consensuado una definición de lo que debemos entender por parto natural. Algunas entidades establecen como definición de parto natural (Natural Childbirth): parto sin intervención médica, que usualmente involucra técnicas de relajación”, informa.
Acota la profesional que “el parto natural, de acuerdo a páginas de divulgación no científica, es una modalidad de nacimiento íntimo, acompañado de la familia y en algunas ocasiones, con la participación de doulas o mujeres que acompañan y animan a la paciente. Se busca que los partos naturales ocurran en recintos no hospitalarios, el domicilio o ‘casas de parto’, con el fin de evitar intervenciones médicas, como el uso de anestesia, ocitocina o la monitorización fetal continua, que los defensores del parto natural consideran como innecesarias o nocivas”.