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El doctor Osvaldo Paniagua, neurólogo (*), afirma que “existen dos tipos de accidentes cerebrovasculares, uno es el infarto cerebral y el otro es la hemorragia cerebral. Se reconocen por el examen físico y un estudio de tomografía. El infarto o isquemia es cuando una arteria está obstruida por un coágulo, que se formó dentro o fuera del cerebro. En ese tipo de ACV no se debe perder tiempo, en el infarto isquémico uno tiene un periodo de tiempo para realizar el tratamiento que va hasta las 4,5 horas, con una medicación que licua el coágulo, y hasta las ocho horas, con dispositivos que permiten extraer el coágulo”.
Según explica el neurólogo, ese procedimiento se llama rescate endovascular (trombectomía), donde el coágulo es el trombo y lo que el profesional médico hace es introducir un dispositivo y sacar el coágulo. “Se hace un cateterismo desde la ingle, un cateterismo selectivo hasta el coágulo, lo captura con un dispositivo o lo licua con una medicación”.
El paciente que no llega a este tratamiento tiene un “30% de riesgo de muerte, y un 70% donde hay discapacidad. El ACV a veces es leve, moderado o severo”.
El paciente que tiene afectado el hemisferio dominante, explica el Dr. Paniagua, “sucede cuando en el lado izquierdo el paciente tiene trastornos para hablar y mover la mitad del cuerpo del lado derecho”.
Una triste cifra habla de que en nuestro país es la tercera causa de muerte, y la segunda causa de discapacidad. La persona tiene trastornos del lenguaje, puede cursar con un problema de presión, y desconectarse de todo el ambiente social y laboral”.
Consejos
Puede ayudar a evitar el ACV la consulta precoz con el médico de cabecera, controlar la diabetes, la hipertensión y dejar de fumar. “Cuando ocurre hay que acudir inmediatamente a la urgencia”, finaliza nuestro entrevistado.
(*) Posgrado en Neurología Clínica en la Universidad Católica de Asunción. Becado en neurorradiología intervencional en el Instituto Eneri del Dr. Pedro Lylyk, de Buenos Aires.