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La licenciada Rosalba Canela, jefa del departamento de Promoción Nutricional del Instituto Nacional de Alimentación y Nutrición, refiere que la intolerancia a la lactosa ocurre cuando el intestino delgado no produce suficiente cantidad de lactasa, una enzima que el organismo necesita para digerir la lactosa.
“La lactosa es un tipo de azúcar que se encuentra en cualquier tipo de leche y en los productos lácteos (queso, yogur). Y la intolerancia en los bebés se origina porque nacen con un defecto genético y por eso no producen la enzima lactasa. En tanto, en las personas adultas, una enfermedad que comprometa o lesione su intestino delgado puede provocar que se produzca menos cantidad de la enzima lactasa. El tratamiento de estas enfermedades puede atenuar los síntomas de la intolerancia a la lactosa”, resalta.
Informa la profesional que el tratamiento podrá incluir la cirugía del intestino delgado. Las infecciones en esta zona se observan con mayor frecuencia en niños, así como las enfermedades que le causan daño al intestino delgado, como la celiaquía o la enfermedad de Crohn.
Alimento completo
Por su parte, la licenciada Catherine Turnes, nutricionista, menciona que la leche es beneficiosa para el organismo, ya que es el producto obtenido de las glándulas mamarias (leche materna, leche de vaca, de cabra etc.). Es un alimento muy completo, pues proporciona un elevado contenido de nutrientes en relación con su contenido calórico, aportando proteínas de alto valor biológico, calcio, vitaminas A, B1, B2, B12 y E.
“El aporte de calcio es uno de los principales beneficios que colocan a la leche por encima de otros alimentos. El calcio es utilizado principalmente para transformar y fortalecer dientes y huesos. Las proteínas de la leche son necesarias para la formación de tejidos y el mantenimiento del organismo”, sostiene.
Añade que existen en el mercado otros productos, como las bebidas lácteas, (mezcla de leche o leche fermentada con adición de suero de leche y otros ingredientes no lácteos) o los jugos vegetales mal llamados leche de soja, cuyo valor nutricional es considerablemente menor que el de la leche. Es importante destacar que para obtener la misma cantidad de calcio, que contiene un vaso de leche habría que tomar grandes cantidades de otros alimentos.
Los mismos nutrientes
La licenciada Turnes sostiene que en cuanto a las diferentes versiones, entera o descremada, todas tienen los mismos nutrientes, lo que cambia es el contenido de grasa y por ende de calorías. La leche es un alimento trascendental en todas las etapas de la vida.
“Por ejemplo, en la niñez y adolescencia, que son dos etapas muy importantes para el desarrollo físico y mental. Durante este tiempo el consumo de calcio y hierro son fundamentales, y la leche es fuente de ambos. Los requerimientos aumentan a partir de los 11 a 12 años de edad, lo que se conoce como el período de crecimiento prepuberal”, añade.
Informa además que “en el embarazo y en las mujeres que dan de mamar el consumo de lácteos es esencial para cubrir las necesidades de la madre. Muchos de los nutrientes de la leche se necesitan en mayor cantidad durante esta etapa”.
Consulte a su médico.
¿Qué hacer?
El diagnóstico de la intolerancia a la lactosa es clínico asociando los síntomas con la ingesta de leche. La técnica utilizada es la prueba del hidrógeno espirado, que es simple y no invasiva, y puede ser aplicada en niños pequeños, embarazadas y en adultos.
La licenciada Canela dice que los síntomas ante una intolerancia a la lactosa se presentan frecuentemente de 30 minutos a dos horas después de consumir productos lácteos y pueden ser peores cuando se consumen grandes cantidades. Los síntomas incluyen distensión abdominal, cólicos abdominales, diarrea, gases (flatulencia), náuseas. etc.
Con respecto al tratamiento se indica: “reducir la ingesta de productos lácteos que contienen lactosa de la dieta casi siempre alivia los síntomas, en estos casos es necesario de ser posible evitar los alimentos que tienen lactosa prefiriendo las leches y quesos deslactosados”.
Indica la profesional que “es importante saber que algunos alimentos procesados contienen entre sus ingredientes leche o derivados, por ello también hay que recomendar que se miren las etiquetas de los alimentos para buscar fuentes de lactosa y evitarlas”.
“Por lo general, los síntomas desaparecen cuando se elimina de la dieta la leche y otras fuentes de lactosa, sin necesidad de realizar otros cambios en la alimentación”, sostiene.