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¿Quién no conoce a algún trasnochador que jura que es en la noche cuando más se inspira para estudiar, escribir una novela o pintar un cuadro? La mayoría, sin embargo, tratará de estar en los brazos de Morfeo para enfrentar el día siguiente.
El historiador estadounidense Roger Erick propuso al principio del siglo XX que antes de que el ser humano contase con la luz artificial, las personas dormían dos veces en una misma noche. El curioso enunciado lo hizo al observar durante 17 años más de 500 documentos históricos. Con la luz de los focos los durmientes retrasaron sus horas de descanso y eliminaron la creatividad entre sueño y sueño.
El doctor Carlos Alberto Arestivo Bellassai, vicepresidente de la Sociedad Paraguaya de Psiquiatría, afirma que los que se quedan despiertos “no es que no pueden dormir, sino que son personas que están todo el día con ideas creativas, nuevas, en su mente y eso genera un estado de tensión que les impide dormir. Están pensando en eso, no es un sufrimiento el no dormir, sino que a esa hora calma no lograron desconectar su pensamiento de las ideas”.
El psiquiatra opina que destinar la noche a la creatividad como costumbre “no es muy sano porque el organismo necesita recuperar sus gastos energéticos, recuperar su energía. En el reposo el organismo vuelve a entrar en armonía consigo mismo”.
Describe que hay otras personas que no pueden dormir porque están tensas, por dificultad en la pareja, deuda, algún conflicto que les preocupa mucho, no pueden desconectarse y les impide el sueño. O duermen y se despiertan preocupados.
El experto dice que “a veces el no dormir es el primer síntoma de un trastorno: depresión, bipolaridad, sicosis”.
Y agrega que “a veces los trastornos sicóticos también se inician con falta de sueño, en el acelerado porque tiene demasiadas ideas, se siente muy bien, no quiere perder el tiempo en dormir”.
Mientras “en el deprimido las ideas son frustrantes, que no va a resolver, que nadie le quiere, y permanece con insomnio”.
El licenciado Gustavo Piñeiro, psicólogo, por su parte, añade que “los cambios del ciclo circadiano (en relación a la luz del sol y la oscuridad) que tienen los enfermeros, médicos, guardias por sus horarios de trabajo deben ser rotativos porque estos ciclos hay que respetarlos. De lo contrario hay cambios hormonales, sicóticos, dolores de cabeza, contracturas inexplicables y ansiedad”.
Todo ocurre porque “en la noche hay procesos metabólicos, las neuronas se limpian durante el sueño”.
El sicólogo Piñeiro reflexiona: “los adultos mayores duermen menos, porque no necesitan tantas horas de sueño y son muy activos. Se aconseja dormir entre seis y ocho horas, a esto sumar las siestitas que se toman durante el día”.
Aconsejan leer con luz cálida –amarilla– y tomar un vaso de leche tibia. Puede escribir o pintar, aunque los especialistas prefieren que esto no sea rutinario.