Infecciones por parásitos

Las infecciones por parásitos intestinales más comunes son aquellas que se generan por lombrices y que se deben a la falta de higiene en la preparación de alimentos. Los parásitos ingresan al organismo a través de la boca. Sus huevecillos se localizan en alimentos crudos, sin lavar y en agua no segura.

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La doctora Gloria Samudio, infectóloga, informa que las lombrices son muy frecuentes en los niños, muchas veces las parasitosis intestinales pasan totalmente desapercibidas para los padres, ya que las más frecuentes (los oxiuros y los áscaris) pueden ser asintomáticas y suelen diagnosticarse cuando el infante o sus padres observan uno o varios gusanos en las heces.

“La transmisión puede ser por malos hábitos de higiene, como por ejemplo: mal lavado de manos, aseo infrecuente, llevarse a la boca objetos sucios, aunque también puede ser a través de agua o comida contaminadas. El agua no tratada es la causa más frecuente de contagio”, resalta.

Por su parte, la doctora Julia Coronel, pediatra, menciona que los parásitos intestinales son infecciones causadas por parásitos que se alojan en el sistema digestivo. Afectan principalmente a los niños entre 1 y 5 años de edad.

“Otra de las formas de transmisión es a través de aguas contaminadas con materia fecal, que contiene los huevos de los parásitos”, agrega.

Existen ciertas señales que indican la presencia de parásitos, por ejemplo, la doctora Samudio refiere que el niño puede quejarse de dolor de estómago, dolor de cabeza, diarrea o falta de apetito. Esto puede llevar a su vez a la temida anemia, retraso en el crecimiento y desnutrición, incluso el desempeño escolar y actividades pueden verse afectados.

La doctora Coronel explica que también se incluyen dentro de los síntomas picazón anal, pérdida de peso, anemia, flujo vaginal y prurito vaginal en niñas. Recuerde que una de las mejores formas de prevención es el consumo de agua potable, para ello se podrá colocar dos gotas de lavandina en un litro de agua o hervir durante tres minutos. 

El pediatra indicará un examen clínico completo y estudios de laboratorio de la materia fecal (coproparasitoscópicos) para iniciar el tratamiento.

Identificar el parásito

La doctora Samudio informa que si los padres observan que su hijo tiene parásitos deberán llevarlo a consultar al centro de salud o a su pediatra de cabecera. Cuando un niño presenta dolor abdominal, de cabeza, siente asco, y tiene vómitos, pérdida o disminución del apetito y en ocasiones desgano y mal genio, entonces es probable que albergue parásitos.

¿Qué no hacer?

“No desparasite a su hijo sin supervisión médica, ya que cada parásito tiene un tratamiento específico y, como todo medicamento, los antiparasitarios pueden causar efectos adversos si son mal administrados. En pediatría, las dosis dependen de la edad y peso del paciente”, resalta la profesional.

La doctora dice que “los parásitos intestinales son frecuentes, pero en general inofensivos si se tratan a tiempo. Los niños pueden incluso no tener ningún síntoma, excepto comezón anal por las noches”.

Existen medicamentos de venta libre que ayudan a eliminar las lombrices intestinales y, por ende, sus síntomas (dolor de cabeza, mareos y náuseas).

En caso de no observar resultados, el profesional determinará a través de un examen de laboratorio la clase de parásito y el tratamiento más específico.

Los parásitos no solo atacan a los niños, sino también a los adultos, por lo que la desparasitación a todos los miembros de la familia puede ser muy eficaz en determinados casos.

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