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El Lic. Raúl Stelatto, sicólogo, nos habla de los populares, esos chicos que son los ganadores, los más simpáticos los que todos quisieran tener como amigos.
–A raíz de los programas de televisión y las redes sociales cobra protagonismo ser un chico popular, ¿qué tipo de conflictos puede generar en la autoestima de los jóvenes?
–Ser popular no es algo nuevo y que venga de la mano de la tecnología actual, esto es así desde que el hombre apareció sobre la faz de la tierra. Y si pensamos en el resto de los mamíferos, desde mucho antes. Siempre existieron populares y no populares; líderes y seguidores. No es cierto que los seguidores necesariamente tienen baja autoestima, de hecho, la gran mayoría de los adolescentes son “buscadores de ídolos y de admirables” (cuando yo era adolescente, mis ídolos eran los Beatles y me hacía muy feliz y elevaba mi autoestima).
–¿Cómo se siente ese chico que no está en el grupo top y es discriminado en reuniones, fiestas, estudio incluso?
–Es importante saber que otra tendencia humana y animal es la de agruparse y vivir en manadas y también que en toda manada hay jerarquías; la familia es un ejemplo, es un grupo o agrupación con el objetivo de criar hijos y en ella existen diferencias entre sus miembros, en sus funciones y es jerárquica.
Agruparnos es una tendencia natural, también vemos que se da por características similares (“los lindos”, “los inteligentes”, “los poderosos”, “los agresivos”, “los revoltosos”, etc.). Casi siempre vemos que un niño o adolescente tiene un grupo de pertenencia. El problema surge cuando un niño o adolescente no tiene grupo de pertenencia. El problema no son los grupos tops o no tops, el inconveniente es no tener grupo de pertenencia. Porque hay grupos de tops, de no tan tops, de medio tops y hasta de antitops; hay grupos para todos.
–En tiempos en que es tan fácil tener tecnología de punta en las manos, ¿esta puede hacer la diferencia?
–Pensemos qué grupos existen en la actualidad: los que usan patinetas, los góticos, los que consumen drogas, los olimpistas, los cerristas, los consumidores de alcohol, los que disfrutan de la música pop, rock, romántica, reggae, etc., los deportistas, y también los tecnológicos; los iponistas, los samsungnistas, los playstationistas, etc. Hay muchísimos grupos a los cuales nos podemos adherir. Repito, el problema surge con quien no encuentra grupo de adherencia y pertenencia. Solo para algunos la tecnología marca la diferencia. De hecho los niños y adolescentes pertenecen a varios grupos al mismo tiempo.