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–¿Cuáles son las malformaciones congénitas más frecuentes en nuestro país?
–Las malformaciones o defectos congénitos constituyen un problema emergente en países como el Paraguay, en la medida que otras causas de morbimortalidad infantil están siendo controladas. Los defectos congénitos como su nombre lo indica están presentes al nacer, son de origen genético o ambiental, o se deben a ambos factores, conocidos también como multifactoriales, ocurren en un 25% de los casos. Entre los defectos congénitos más frecuentes, de origen multifactorial, se describen las anomalías de cierre del tubo neural y el labio leporino. Y aunque no se conocen las cifras exactas, se estima que esta podría ser de uno por cada 500 a 1.000 recién nacidos, similares a los de los demás países de la región.
Los defectos del tubo neural ocurren cuando la cubierta músculo-esquelética que protege al cráneo y columna, y por ende protege al sistema nervioso central, no se cierra de la manera adecuada, dejando expuesto al cerebro o la médula espinal.
Dependiendo de la altura en la que ocurre el defecto de cierre del tubo neural, se denomina anencefalia, cuando la ausencia de cierre se da a nivel del cráneo; y si ocurre a nivel de la columna o médula espinal, también se le conoce como espina bífida.
–¿En qué momento de la formación del bebé ocurre?
–Este defecto, la espina bífida, ocurre durante los primeros 28 días de embarazo y puede ser diagnosticada en el feto durante las primeras semanas de vida, a través de la ecografía y también de estudios bioquímicos, como el triple test.
El tratamiento consiste en la rápida atención del recién nacido afectado por la espina bífida, minimizando las posibilidades de infección. De ahí la importancia de un diagnóstico prenatal, que permita tanto a los médicos como a los padres prepararse para el nacimiento del niño o niña.
–¿Cómo afecta al infante?
–Las consecuencias de la espina bífida tienen que ver tanto con la atención precoz como con el grado del defecto mismo. Puede dar lugar a problemas de aprendizaje llegando a un retardo mental, pérdida del control de la vejiga e intestinos, así como grados variables de parálisis de las extremidades inferiores.
Pregunte a su pediatra y no retrase la consulta con un especialista por el bien de su bebé.