Equilibrio corporal

La actividad acelerada hace que el estrés afecte a la mayoría de las personas, y el cuerpo es el principal contenedor, lo que se evidencia en distintos síntomas. La osteopatía ayuda a devolver el equilibrio corporal, tan necesario para mantener una vida sana.

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Natalia Sapena, osteópata, indica que “se trata de una terapia manual que toma el cuerpo como un todo, es decir, como una unidad, y no como elementos aislados. Se basa en la relación que existe entre el sistema músculo esquelético y otros sistemas orgánicos”.

Señala que esta terapia “se aplica a problemas mecánicos y funcionales, proporciona movilidad a los tejidos del cuerpo. En las zonas mal vascularizadas su función está inhibida y el papel de la osteopatía es intervenir sobre las estructuras necesarias para restablecer dicha función”.

La osteópata refiere que “es una terapia que alivia los dolores, devuelve el equilibrio al cuerpo y se sitúa en el contexto de la prevención y conservación de la salud, basada en la anatomía y fisiología de la persona”.

El tratamiento se realiza mediante suaves manipulaciones. “Se utiliza un amplio abanico de técnicas, como estructurales, funcionales, sensoriales y faciales, que respetan los límites que las estructuras del cuerpo ponen”, añade.

Afirma que el paciente, en la mayor parte de la sesión, es pasivo, es decir, puede estar sentado o acostado en la camilla, y de esa manera colabora con el osteópata siguiendo algunas indicaciones de movimiento y respiración.
“Las sesiones se realizan al principio una vez por semana, y luego, cada dos o tres semanas. La osteopatía trata las patologías músculo-esqueléticas como lumbalgias, cervicalgias, dorsalgias, esguinces, omalgias (dolores de hombro), tendinitis, artritis etc.”.
Agrega que “también trata migrañas, vértigos, otitis, problemas circulatorios, digestivos, endócrinos, ginecológicos, urológicos, neurológicos, traumatológicos, etc.”.

Liberar los tejidos

Sapena señala que “en el abdomen están contenidos los órganos de la digestión, y entre ellos debe haber movimiento. Son como las articulaciones, que cuando se inmovilizan duelen y no cumplen su función”.

Explica que en el aparato digestivo ocurre lo mismo. “Cuando los órganos se fijan, no cumplen su función y, en consecuencia, no pueden realizar una buena digestión. El osteópata, a través de manipulaciones, libera los tejidos, devuelve la movilidad”, señala.
Refiere que “la mala posición de las vértebras de la columna ocasionan que los órganos no funcionen bien y no estén correctamente irrigados. Otras veces, como consecuencia de una cirugía abdominal, quedan adherencias entre los tejidos, y estas fijan los órganos. Además, pueden deberse a antecedentes de enfermedades hepáticas, intoxicación con comidas, y muchos otros orígenes”.

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