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Los síntomas que acompañan frecuentemente al cuadro clínico son la ictericia, el estancamiento o pérdida de peso y la constipación. Al examen físico se refleja una desnutrición severa más que deshidratación y llama la atención el característico aspecto del abdomen excavado del recién nacido que padece de estenosis del píloro.
El píloro hipertrofiado se puede llegar a palpar como un nódulo duro, firme, que se escapa de los dedos, conocido como “oliva pilórica”. Si se observa reptación gástrica en el hipocondrio derecho del bebé y se palpa “la oliva pilórica”, se puede casi certificar el diagnóstico clínicamente. En caso contrario es útil una ecografía para identificar el píloro hipertrofiado. Si persiste la duda del diagnóstico, se recurre a una radiografía contrastada gastroesofágica para diferenciarlo de un cuadro de reflujo gastroesofágico severo, que es otra condición que causa vómitos severos en el recién nacido y puede confundirse.
Cómo se trata
El tratamiento de la estenosis pilórica es quirúrgico. Consiste en la liberación de la obstrucción del canal pilórico por una operación quirúrgica llamada miotomía extramucosa, que significa la sección longitudinal de la capa muscular del píloro hasta exponer la mucosa, lo que libera el pasaje del alimento del estómago al intestino delgado.