El final del intestino

El cáncer del recto es una enfermedad en auge en los últimos 10 años, en nuestro país actualmente ocupa el cuarto lugar, se lo ve con mayor frecuencia en varones, aunque en los últimos años con tendencia en aumento en las mujeres. Existen numerosos factores atribuibles a dicha enfermedad, entre ellas la alimentación, pólipos con tendencia a transformación, factores genéticos, y en ciertas patologías de carácter hereditarias. De todas formas es una neoplasia que puede preverse, así como realizar diagnósticos tempranos con estudios y chequeos clínicos oncológicos, coloproctológicos pudiendo de esta forma llegar a buen puerto. Se aconseja los chequeos en pacientes con cambios en sus hábitos defecatorios, pequeños sangrados, flujos por el ano, sensación de evacuación incompleta; la edad promedio es de 50 años a pesar que últimamente se ve en pacientes más jóvenes. Antes de los años 80 el tratamiento del cáncer rectal era eminentemente quirúrgico, las cirugías eran muy radicales, estos conceptos con el correr de los años fueron cambiando gracias al mejor conocimiento de la biología y el comportamiento de estos tumores. Hoy día la combinación de terapias es fundamental para un mejor control y sobrevida de los pacientes. Para el inicio del tratamiento los pacientes deben tener un chequeo local y de extensión con rectocolonoscopía, tomografía contrastada, resonancia magnética y estudios de laboratorio incluyendo marcadores tumorales.

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La radioterapia/quimioterapia previa a la cirugía está demostrado que es el mejor esquema para el manejo de estas enfermedades. Esto permite una cirugía menos radical, y en ocasiones no realizarla, ya que a veces la respuesta al tratamiento previo es completa, es decir el tumor desaparece. 

Son de suma importancia los controles del paciente durante y después del tratamiento radioterapia/quimioterapia con el fin de orientar una buena conducta terapéutica.

En general, el procedimiento es bien tolerado, la quimioterapia es administrada vía oral durante todo el tiempo de las sesiones del tratamiento radiante. No se produce caída del pelo, náuseas, ni vómitos como en otras líneas de quimioterapia. En cuanto a la radioterapia deben ser bien conformados acorde a cada caso, bajo controles estrictos radiológicos y exámenes proctológicos en búnker (sala de tratamiento).

Actualmente los protocolos de tratamiento del cáncer rectal están bien establecidos, sobre todo en los estadios iniciales, de ser factible un gesto quirúrgico posterior a un tratamiento de radioterapia/quimioterapia. La misma deberá efectuarse entre las ocho a diez semanas de la última sesión de radioterapia. Esto permite tener un mejor panorama de la zona en tratamiento, relacionado con la regresión tumoral.

El éxito del control local de la enfermedad se fundamenta exclusivamente en un buen tratamiento previo de radioterapia/quimioterapia y de un cirujano con experiencia en el área.

ruben@tigo.com.py

(*) Médico oncólogo radioterapeuta.

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