El divorcio y los hijos

Los hijos son la máxima razón para estar bien en la familia y para no separarse; sin embargo, ante ciertas situaciones de peleas constantes que afecten la salud física y emocional de la pareja y de los hijos, el camino alternativo es el divorcio.

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El magíster Ariel González Galeano, psicólogo clínico, refiere que “el divorcio es un proceso que puede ser necesario en determinadas relaciones de pareja o en determinadas familias. Se trata de un proceso como cualquier otro, en el que uno enfrenta desilusiones, desamor y nuevos desafíos, que puede ser frustrante o esperanzador”.

Los hijos por otro lado “tienen que enfrentar el nuevo escenario en el que los padres seguirán siendo sus padres, pero ya no estarán juntos como pareja. Este mensaje es el que tiene que ser claro y concreto por parte de ambos integrantes de la relación”.

Afirma el profesional que “además, se debe recalcar que el divorcio es una situación que la pareja decide o necesita y que tanto el rol de padre como el rol de madre seguirá siendo parte de la vida de los adultos”.

“Existen muchos casos en los que se llega al divorcio después de un proceso conversado y tranquilo, no necesariamente tiene que producirse una ‘guerra de pareja’. Sin embargo, muchos divorcios son resultados de situaciones de violencia; estadísticamente, los hombres son los que cometen más violencia hacia las mujeres y, por supuesto, si estas acciones violentas ya se presentan desde hace tiempo, el divorcio sería la salida más sana, tanto para la mujer como para los hijos”, agrega.

Incluso se presentan casos de “divorcios por infidelidades o insatisfacciones sexuales en la relación. Muchas parejas, sin embargo, antes de dar ese paso definitivo acuden a terapia de pareja y logran sobrellevar o solucionar la situación conflictiva, con ayuda de un terapeuta especializado en parejas”.

Los hijos

Respecto a los hijos “muchas veces es necesario que los adultos pidan ayuda a psicólogos especializados en niños o adolescentes, o en terapia familiar, para que el divorcio no deje huellas emocionales que puedan afectar negativamente la vida posterior de los hijos”.

“El divorcio debe tratar de llevarse a cabo como una última salida o etapa, es decir, que este no sea una artimaña para manipular a la otra persona”, aconseja.

Es vital que “antes de decidir tener una vida de pareja con alguien, primero se debe atravesar un noviazgo pleno, en el que cada integrante de la relación conozca sinceramente al otro, para luego ingresar a la siguiente etapa, la de vivir en pareja o casarse”.

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