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La licenciada Alejandra Alonso, kinesióloga y fisioterapeuta, señala que “en el hidrogym la presión del agua estimula la circulación y hace que el aparato respiratorio trabaje más. Estos efectos aumentan la sobrecarga del cuerpo, mejorando la resistencia muscular”.
“Ayuda a perder peso favoreciendo el desarrollo y la fuerza muscular. Las personas con exceso de peso o con problemas específicos que tienen dificultades en el movimiento en tierra, descubren que la flotación les permite ejercitarse con facilidad, pues el cuerpo es sostenido por una fuerza igual al peso del fluido desplazado por el cuerpo”, agrega.
Acota, además, que “la flotación también evita el impacto en las articulaciones. El agua ofrece una resistencia al movimiento, produciendo un efecto de sobrecarga, como si se estuviese trabajando con pesas”.
“Las actividades pueden ser adaptadas a las necesidades individuales, pues las cualidades terapéuticas del agua pueden ayudar en el tratamiento de ciertas enfermedades. Siempre es importante hacer una evaluación física antes de iniciar las actividades”, aconseja.
Afirma que “las clases generalmente constan de una parte aeróbica en la que se realizan ejercicios globales al ritmo de la música, saltos, patadas, trotes y baile. La siguiente se basa en ejercicios localizados que se llevan a cabo con accesorios, aquí se trabajan piernas, brazos, abdomen, etc.”.
Recuerde que “no es necesario que el alumno sepa nadar. Las personas que sienten temor al agua están bajo la constante supervisión del profesor, indicándoles que tienen que estar hacia la parte más playa, delimitándoles la zona profunda. Incluso pueden estar sostenidos en el borde de la pileta o contar con flotadores constantemente como medida de seguridad.
Luego el cuerpo se acostumbrará al medio acuático y la persona sentirá más seguridad”.