Duelo intransferible

La pérdida de un ser querido es un proceso difícil que atravesamos en estas fechas, que aplica un sesgo a nuestra existencia y la capacidad de adaptación a la ausencia.

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Perder a un padre, una madre o tíos significa un gran sufrimiento para quienes amaron a esa persona, y les cuesta resignarse a su ausencia. Este sentimiento tan penoso se revive en estas fechas de un modo terrible para los parientes y amigos.

El doctor Martín Moreno, psiquiatra, señala que el duelo como representación de la agonía y muerte de algo simbólico para la vida es una de las realidades dolorosas más humanas. Este puede ser sentido en el proceso de desarrollo de la vida como pérdidas en las cuales vamos adquiriendo nuevas identidades detrás de ellas y el dolor rescatado en la memoria (la experiencia) de esta sensación triste.

“El duelo no solo significa la pérdida de un ser querido, sino de la salud (una enfermedad crónica o una terminal), de una pareja (por ruptura), en la jubilación, etc. Es la reacción cognitivo conductual (pensamiento, emoción y acción) que se produce tras la muerte de un ser amado u otra pérdida significativa”, añade.

Quizás uno de los momentos de duelo más difíciles por los que una persona pueda atravesar es la pérdida de un hijo. Al respecto, la licenciada Carolina Ibarrola, psicóloga, apunta que “lo esperanzador de esta situación tan triste es que llega un momento en que el amor es el que prevalece sobre el dolor e impulsa a los padres a seguir con sus vidas y a realizar hermosas obras en honor a su hijo fallecido”.

La psicóloga recomienda a los allegados de los padres que “les permitan decidir lo que desean realizar con las pertenencias de su hijo, pues hay quienes guardan las cosas, algunos las donan, otros dejan todo en el mismo lugar y luego de un tiempo deciden qué harán con ellas”.

El doctor Moreno afirma que “uno de los tipos de duelo es el llamado complicado o patológico; aquel cuya intensificación llega al nivel en el que la persona está desbordada, recurre a conductas desadaptativas, o permanece inacabablemente en ese estado sin avanzar en el proceso de duelo hacia su resolución”.

Agrega que “si bien el duelo es una reacción normal ante una pérdida, la consulta profesional se realiza cuando existen riesgos de vida (ideación o planes suicidas), estados depresivos, consumo de sustancias y ansiedad que no puedan ser controlados”. 

Acompañar al afectado

Ayudar a alguien que vive un proceso de duelo puede resultar difícil, pero es cuando más apoyo necesita.

El doctor Moreno señala que “la elaboración del duelo cobra importancia en el desarrollo socioafectivo de las personas. Si no son elaborados se crea un estresor crónico, que puede con el tiempo desencadenar otras enfermedades no solo psiquiátricas, sino sistémicas”.

Es justo en este tiempo “de cierre del año, y frente a las pérdidas de familiares y amigos, muy importante la presencia y disponibilidad de acompañamiento, ya que la soledad no es buena compañía”, resalta.

Apunta que “este acompañamiento debe ser silencioso en un contexto de presencia, de escucha activa, en la que pueda ir recreando los nuevos rituales de habilitación a la pérdida”.

“Los cierres de año, Navidad y año nuevo, son ciclos de cierre y apertura, no solo en el calendario sino en el alma de cada quien, que se expresa en la esperanza, la alegría o el dolor de la pérdida”.

El psiquiatra apunta que “la resolución del duelo es un proceso, el objetivo es el rescate de la memoria del fallecido, su aporte y la diferenciación afectiva entre lo que se fue y lo que quedó como memoria viva”.

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