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Cuando se realiza una ovodonación hay que tener en cuenta que ese óvulo es una célula, que no es una persona, y que nunca estuvo en contacto con otra persona que no sea la mujer que va a recibirlo. Antes estuvo un par de días en un laboratorio hasta que se lo colocaron a ella, y que va a ser fertilizado con semen de su pareja o con el de un donante.
Una vez que se implante ese embrión no va a conocer otra sangre que no sea la de ella, ni hormonas, ni olores, ni temperatura, ni cuerpo, ni emociones, ni transmisores ni mediadores.
El medio donde va a crecer y tener todo el desarrollo afectivo; donde va a determinarse aunque sea una donación; cuáles son los genes que va a expresar o no; todo ese medio se lo está poniendo la mujer desde el primer día.
Esta práctica comenzó con los óvulos donados de mujeres en tratamiento de fertilidad, que pensaban que iban a responder bien a la estimulación ovárica (fertilizaciones in vitro que se iban a hacer por el factor masculino –alteración espermática, ya sea en número, forma o movilidad de los espermatozoides– o porque tenían las trompas tapadas y eran jóvenes).
Lo frustrante era que si los óvulos no servían, la receptora preparada para la implantación de embriones en tratamiento sincronizado (se le dan estrógenos y progesterona para preparar el endometrio) no recibía nada.
Después apareció la figura de la donante pura, que se acerca y se propone ella misma como donante. Es una mujer con fertilidad demostrada, que tiene al menos un hijo y menos de 32 años. Se evalúa su reserva ovárica, análisis hormonales, infectológicos, genéticos y aspectos psicológicos. Si pasa por esa prueba se la acepta. Las mujeres que donan sus óvulos pueden hacerlo porque el dinero les viene bien o porque fueron madres y quieren ayudar a otras mujeres a lograrlo también.
¿Quiénes consultan por ovodonación?
Personas que, por su edad, tienen una probabilidad de embarazo espontáneo muy bajo o inexistente. Hay una marcada caída en la fertilidad a partir de los 38, años y es mucho más marcada a partir de los 43. La posibilidad de lograr un embarazo con óvulos propios a partir de esa edad es más baja, y los riesgos de perder el embarazo y de malformaciones del bebé crecen.
Es por esto que los especialistas desaconsejamos tener hijos con óvulos propios, sino acudir directamente a donación. A diferencia del hombre, la mujer nace con una cantidad determinada de óvulos que no se van dividiendo, entonces la edad del óvulo es la misma que la edad de la mujer.
No existe una edad límite; sin embargo, la que consideramos como límite son los 50 años por diferentes motivos.
Consideramos que los 35 años es la edad en la que la mujer debería asegurar su posibilidad de ser madre –si aún no lo fue y quisiera hijos genéticos– congelando sus óvulos.
* Especialista en medicina reproductiva y preservación de la fertilidad de Buenos Aires.