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El doctor Thomas Solente (*) dijo que es necesario recordar que el sistema musculo-esquelético es una unidad cuyos elementos trabajan en conjunto para realizar movimientos o adoptar posturas; por eso se habla de cadenas musculares y de aponeurosis que cubren músculos y órganos y unen todas las partes del cuerpo entre sí; en esos casos de dolores difusos y crónicos, no se puede mirar únicamente la parte que duele y hacer solo un tratamiento local.
–¿Cuáles pueden ser las causas del dolor de huesos?
–Los verdaderos dolores de huesos se ven en los traumatismos y en enfermedades que destruyen los huesos, como las infecciones, el cáncer y, a veces, la osteoporosis. Pero los comúnmente llamados dolores de huesos son, en realidad, solencias de las partes blandas que cubren el hueso: tendones, músculos, articulaciones, incluso la piel. Cuando el dolor localizado corresponde a una lesión como la tendinitis (inflamación del tendón) o la contractura muscular, debido a un esfuerzo excesivo o repetitivo como en la epicondilitis en el codo, en tenistas o pintores, por ejemplo, que usan mucho la muñeca. En el niño produce un dolor llamado “de crecimiento”. Asimismo, el dolor de espalda causado por un movimiento brusco o mal realizado.
–¿Cuáles son los dolores menos precisos?
–Los dolores menos precisos, que cambian de lugar, que aparecen de mañana, otros de noche, o que abarcan toda una zona o en varias partes al mismo tiempo, y cuando se hacen estudios como radiografías o resonancia magnética, no se encuentran la causa. Todos estos elementos deben trabajar en sintonía, por ejemplo, en el caso del hombro doloroso al realizar un movimiento. Su causa más común es la falta de sintonía de los músculos del hombro (el manguito rotador) y de los músculos de la espalda o del tórax, que también participan.
Al inicio, el dolor es leve y en ciertos movimientos; luego aparece una inflamación, después una pequeña rotura muscular o tendinosa, hasta ocurrir una rotura completa si no se restablece una función armoniosa. No hay lesión sin causa funcional, a menos que exista una malformación.
La solución
–¿En qué consiste el tratamiento en esos casos?
–Primero se realiza un diagnóstico médico tradicional, y luego osteopático y postural. La osteopatía es la corrección, mediante maniobras manuales, de las alteraciones del movimiento natural de las articulaciones, músculos, tejido conectivo, etc., que producen disfunción y alteran el buen funcionamiento global. Se evitan, así, los desgastes y los dolores. A veces, el alivio es instantáneo; otras veces se requiere más tiempo, cuando el proceso es antiguo.
–¿Cómo actúa la osteopatía?
–La osteopatía actúa también a nivel emocional, lo que es normal sabiendo que el cuerpo físico carga las emociones y los estados mentales. Realizo la evaluación del sistema postural, que es un proceso complejo y especializado, cuando existe un desorden global que ni la osteopatía ni otra terapéutica consiguen resolver a largo plazo. Se evalúan todos los elementos que permiten al sistema nervioso central coordinar los movimientos o las posturas, es la posturología clínica. Estos elementos llamados captores son los pies, los ojos, el sistema de oclusión dentaria, la piel e incluso las microcorrientes producidas por los metales que llevamos. Las informaciones que los captores transmiten al sistema nervioso central, cuando son incoherentes, producen trastornos varios, como dolor de columna, de cabeza, mareos, entre muchos otros. El tratamiento de un síndrome postural es generalmente multidisciplinario y trata las verdaderas causas de las alteraciones músculo-esqueléticas.
Es importante cuidar el cuerpo con una alimentación sana y equilibrada, y con una actividad física regular, tres veces por semana.
* Especialista en fisiatría, osteopatía y posturología.