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Las visagras del cuerpo son puestas a pruebas difíciles. El doctor Julio Mazzoleni, reumatólogo, señala que en ocasiones la temperatura, la humedad y otros factores ambientales tienen estrecha relación con los dolores articulares.
“Estas condiciones pueden exacerbar síntomas en algunos pacientes, ya que las articulaciones tienen internamente una presión negativa, es decir, tienden a succionar aire y cuando están dañadas se vuelven lo opuesto y la presión atmosférica y otros fenómenos climatológicos ejercen influencias que se traducen en síntomas como el dolor”, resalta.
En tanto, la doctora Nelly Colmán, reumatóloga, informa que esta penosa sensación se debe a diversas causas, como problemas mecánicos: es el caso de la artrosis, donde se produce el desgaste del cartílago articular, que afecta a rodillas, columna lumbar y cervical. “El dolor en este tipo de enfermedad reumática se manifiesta al usar las articulaciones afectadas, y mejora por medio del reposo”, añade.
Expone además que “en este grupo podemos encontrar también lesiones e inflamaciones de los tendones que aparecen por el sobreúso y el sobreesfuerzo en determinadas articulaciones, por ocupaciones laborales diversas, como el típico dolor de hombro en amas de casa”.
Por su parte, el doctor Mazzoleni subraya que “existe una predisposición genética, puede haber tendencia a sufrir problemas de rodillas o caderas en ciertas familias, que de alguna manera influye. El componente hereditario no es el único factor por lo que hábitos como el ejercicio regular y el buen peso contrarrestan el problema”.
Estos dolores suelen ser más frecuentes al despertar o al incorporarse al movimiento, tras cierto tiempo en reposo. La rigidez o endurecimiento acompaña el proceso y tiende a mejorar con el desplazamiento, al menos en etapas tempranas, aporta el facultativo.
La doctora Colmán recomienda una dieta balanceada con calcio y vitamina D, “especialmente en las mujeres posmenopáusicas que necesitan fortalecer sus huesos”.