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La doctora Margarita González de Urizar, reumatóloga, explica que “el Colegio Americano de Reumatología (ACR) define la osteoartritis o artrosis como un grupo heterogéneo de condiciones que lleva a signos y síntomas articulares que son asociados a defectos de la integridad del cartílago articular y cambios en el hueso subcondral.
Por lo tanto, la osteoartritis es una insuficiencia cualitativa y cuantitativa del cartílago articular asociada a alteraciones típicas del hueso subcondral”.
Algunos datos interesantes para comprender esta enfermedad es que según dice la reumatóloga, “afecta al 20% de la población mundial y es la tercera causa más frecuente de jubilación.
Es más frecuente en el sexo femenino, entre los 40 y 50 años en adelante. Se acentúa en el periodo posmenopáusico, también es más frecuente en la raza blanca. Cuando existe un patrón genético de predisposición familiar, especialmente en la osteoartritis de manos, puede comportarse más agresivamente y provocar erosiones y deformidades”.
Entre otros factores de comorbilidad cita la profesional: “la obesidad, las enfermedades articulares u óseas adquiridas, cirugía articular previa, ocupación laboral, traumatismos y lesiones en actividades deportivas”.
El cuadro clínico característico por lo que el paciente acude a la consulta médica es: dolor mecánico, rigidez articular y crujido articular, menciona la doctora.
“El diagnóstico se hace solamente por la clínica, y en el laboratorio lo único que se puede evidenciar es el aumento de la sedimentación y los reactantes de fase aguda, la PCR no es como la artritis reumatoide, que tiene marcadores en sangre”, advierte.
“El diagnóstico se basa en las manifestaciones clínicas y por la radiología.
En el laboratorio puede solo evidenciarse aumento de reactantes de fase aguda, como la PCR y la eritrosedimentación. Esto es la disminución del espacio articular, aumento radiolucido del hueso y los osteofitos”, dice la galena.
Cómo sobrellevar la enfermedad
La doctora González de Urizar agrega que “el tratamiento se basa en educar al paciente a llevar una vida saludable para mejorar su calidad de vida, una nutrición adecuada, evitando principalmente alimentos que provoquen dislipidemia –aumento de colesterol y triglicéridos en sangre– principalmente”.
Por ejemplo, se insiste en que los pacientes realicen ejercicios aeróbicos, caminatas, bicicleta, natación, pilates, gimnasia localizada dependiendo de cada caso clínico.
mirtha@abc.com.py