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El Dr. César Gaona, especialista en cuidados intensivos, describe esta patología.
–¿Qué es la dislipidemia?
–Se denomina así a trastornos de regulación en el metabolismo de los lípidos en el organismo, es decir, el colesterol y los triglicéridos. Si bien este trastorno puede afectar al individuo en cualquier etapa de su vida y, de forma alarmante, se ve cada vez a más temprana edad. Hoy tomaremos la franja etárea comprendida entre los 70 años en adelante, es la etapa que sigue a la adultez, los adultos mayores. Con el paso del tiempo, nuestro organismo va a un lento y progresivo deterioro en sus funciones vitales. Van surgiendo enfermedades, ya sea por factores genéticos, ambientales, sociales, neurodegenerativos, metabólicos, como la hipertensión arterial, diabetes mellitus, enfermedades cardiovasculares y circulatorias: cardiacas, centrales, periféricas, etc., favorecidas por la dis- lipidemia.
–¿Cómo se diagnostica la dislipidemia?
–Primero que nada es importante contar con un médico de cabecera, que sea de su confianza, y realizar controles periódicos: examen físico, análisis laboratorial que incluya en su rutina todos los factores de control metabólico como glucemia, ácido úrico y perfil lipídico completo, que comprende el control de colesterol y niveles de HDL (colesterol bueno) y LDL (colesterol malo), triglicéridos.
–¿Cuáles son los mecanismos de prevención?
–Este aspecto es fundamental si se quiere prolongar y dar calidad de vida al paciente adulto mayor. Esto supone brindar la posibilidad de llevar una vida activa en todo sentido; poder trabajar, practicar deportes, viajar e incluso estudiar.
Estos mecanismos de prevención comprenden dos fases: la prevención primaria que se refiere a conocer el régimen de vida del adulto mayor; el ambiente en que se desarrolla, las comorbilidades que padece, sus limitaciones funcionales, régimen alimentario, gustos y preferencias. También determinar su estado cognitivo y el ambiente social y familiar. Al identificar los factores de riesgo se verán la obesidad, el sedentarismo, el tabaquismo, el alcoholismo, etc. Luego se debe analizar la adherencia al tratamiento.
–¿Cuál es la estrategia en la prevención primaria?
–Con estos elementos se podrá establecer el plan a seguir: realizar un programa dirigido de actividades físicas, acorde a la capacidad funcional del paciente. Llevar adelante el esquema dietético personalizado de acuerdo a los resultados obtenidos. Debe ser dirigido por un especialista en nutrición, cuyo objetivo es mantener los niveles de lípidos en niveles adecuados. Las modificaciones de vida en el adulto mayor apuntan a la rehabilitación para una vida productiva y satisfactoria.
–¿En qué consiste la prevención secundaria?
–Luego de realizar la prevención primaria, en cuatro a seis semanas se analizan los resultados obtenidos. Si no se obtienen los parámetros del examen físico y laboratorial deseados se inicia el tratamiento con medicamentos. Por ejemplo, en caso de niveles de colesterol total y C-LDL elevados, se inicia el plan con estatinas: atorvastatina, rosuvastatina o similares. En caso de triglicéridos y C-HDL bajo, se prefieren fibratos. Existen en plaza medicamentos en combinación para casos más severos, que también pueden ser utilizados.
La prevención secundaria es fundamental en pacientes cardiovasculares.
“Hoy, solo con una dosis moderada de prevención, la expectativa de una vida completa y saludable no es el privilegio de unos pocos, sino la suerte de la mayoría”, lo dijo Luis Rojas Marcos, psiquiatra, Doctor Honoris Causa por la Universidad del País Vasco.