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A estas dudas, es recurrente que inserten en la incógnita del joven, las dudas, miedos y deseos de los padres. Por ejemplo, el caso del hijo que proviene de un linaje de médicos y este se siente compelido a continuar los pasos de sus antecesores. O las opiniones sobre el futuro en el mercado laboral del ejercicio de determinadas profesiones y prejuicios, como que en este país no se puede vivir del arte, que la agronomía no es una carrera para mujeres, o que la educación parvularia no te da el estatus de una abogada, etc.
Complejizando la situación es observable que dentro del desarrollo evolutivo de la psique, el adolescente está inmerso en la búsqueda de identidad. La personalidad aún no está “cristalizada”, por lo tanto es fuerte la influencia que ejerce el ambiente sobre los deseos del estudiante. El sistema educativo pretende que a los 18 años los jóvenes elijan una carrera universitaria u oficio que los acompañarán por el resto de la vida.
La orientación vocacional es necesaria desde la educación primaria. Conforme refiere el psicoanalista Erik Erikson, el individuo en las actividades del juego y del trabajo, pone a prueba sus habilidades y las evalúa en contraste con sus logros y las reacciones de los otros. Descubre qué cosas hace bien y obtiene de ellas un sentido de satisfacción y gratificación social. Este es el verdadero significado de la palabra “vocación” (del latín vocare, “llamar”), es ese “llamado” que proviene de lo más profundo del ser humano y que señala la forma a través de la cual uno sirve y es útil a la sociedad. Recuerde que la pasión es la llave del éxito.
(*) Psicólogo