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El profesional señala que en países con carencias en educación integral de la sexualidad, es común que los niveles de embarazos adolescentes sean elevados, que la violencia de género sea una constante en diferentes escenarios y, además, que el riesgo reproductivo de la mujer esté muy incrementado.
Acota que “una de las características del riesgo reproductivo no es solamente ser madre a edades muy tempranas o cuando la mujer no ha decidido serlo, sino también es tener el primer hijo después de los 35 años de edad, que el espacio entre hijo e hijo esté dado por menos de dos años, y también que la mujer tenga más de cuatro hijos”.
El psicólogo destaca que biológicamente existen varias consecuencias de la gran multiparidad en una mujer. “En un siguiente embarazo, aumenta el riesgo de enfermedad o muerte; pero así también existen efectos sociales y psicológicos a tener en cuenta”, resalta.
Refiere que “la multiplicidad de hijos afecta directamente a la madre, padre, demás hermanos, e indirectamente a la familia extensa y a la sociedad. Esa mujer, generalmente, está más pendiente de los hijos que de sí misma, se relega y su potencial de desarrollarse en otras áreas de la vida se ve disminuido”.
Describe a esas mujeres con “una baja consciencia del autocuidado y la autoimagen, la autoestima está directamente en función de ser madres y no desarrollan habilidades de sentirse útiles en otras áreas. La vida sexual se centraliza en la reproducción y la potencialidad de sentir y dar placer a la pareja es casi nula”, agrega.
Asegura que a veces, antes de decir ‘genial supermamá’ a una mujer con muchos hijos, preguntémonos “¿cómo está?, ¿cómo se siente ella como mujer?, ¿necesita alguna ayuda? De esta manera quizás podamos disminuir cuadros de angustia emocional y depresión en mujeres con multiparidad”.