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“Existen padres que sobreprotegen a sus hijos evitándoles el sufrimiento y la frustración, satisfaciendo rápidamente sus deseos sin ningún esfuerzo o espera por parte del niño. Las consecuencias más visibles son baja autoestima, dependencia emocional, fácil frustración, poca iniciativa, pasividad, inseguridad y falta de confianza en sus propias capacidades”.
“El pilar fundamental es el reconocimiento a mi padre, el reconocer y aceptar a mi padre tal como es o fue.
“Honrando a los padres, algo se arregla en las profundidades del alma”, dice Bert Hellinger y describe que no les corresponde a los hijos juzgar a sus padres porque los padres les dan a los hijos la vida.
Los valores
“Los valores que debe trasmitir el padre depende de la clase de progenitor que quiere ser y la clase de seres humanos que quiere forjar. Pero nunca pretenda que los hijos sean o hagan lo que el padre no es o no hace”.
“Lo ideal es que pueda ser un guía, no un jefe autoritario o un mero compañero de juego. Ser guía significa que tenga la capacidad de transmitir criterios de vida, siendo flexible o firme dependiendo de las situaciones, pero favoreciendo siempre la educación del niño”.
“Sergio Sinay, en su libro ‘Ser padre es cosa de hombres’, comenta que solo una madre puede parir a un hijo. Pero solo un padre puede enseñarle a ese hijo lo que es un hombre”, resalta la psicóloga.