23 de septiembre de 2005 - 09:09
Cuidado mano, con el manotón
Este artículo tiene 20 años de antigüedad
Desde que logramos la posición erecta -con perdón de las connotaciones- multiplicamos la utilidad de nuestras manos. Por eso, cuando alguna vez necesitamos que alguien nos dé una mano, lo apreciamos doblemente. Mientras no sea una mano de pintura negra dispensada in absentia, por supuesto.
Enlace copiado