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–¿Por qué ataca el asma en esta época?
–El asma como tal es una enfermedad inflamatoria crónica de las vías aéreas, caracterizada por una obstrucción variable al flujo aéreo, que se manifiesta clínicamente por tos seca persistente, disnea y sibilancias de variada intensidad. Los síntomas son comúnmente gatillados y empeorados por diversos factores, en los que se incluyen humo de tabaco, quema de pastizales, agentes de limpieza, cambios bruscos de temperatura, alergenos inhalados y en su gran mayoría por virus respiratorios (rinovirus, parainfluenza 1 y 3, sincitial respiratorio e influenza), que hace que las consultas por exacerbación de la enfermedad sean muy frecuentes en esta época del año.
–¿Qué se puede hacer en casa para evitar las crisis?
–Existen medidas generales de control ambientales bien establecidas que se pueden realizar en el hogar, como evitar el humo de tabaco en la casa, mantener la habitación del niño limpia, seca y bien ventilada, evitar el uso de alfombras y peluches, además de evitar calefaccionar las habitaciones con estufas a gas. Vale la pena mencionar que el humo del tabaco en el ambiente del niño con asma está fuertemente relacionado con la persistencia de los síntomas y recaída por la inflamación persistente que producen las numerosas sustancias contenidas en el humo del tabaco.
El control
–¿Qué se les puede enseñar a los niños y adultos para controlar las crisis?
–El tratamiento de las crisis asmáticas va a depender de la severidad de las mismas, por lo que cada paciente necesita una evaluación individualizada mediante un plan de acción escrito a seguir en el hogar, como el uso de broncodilatadores ante el empeoramiento de sus síntomas. Esto requiere una estrecha relación entre el médico y su paciente.
–¿Qué importancia tiene el acompañamiento de estos pacientes que al parecer no tienen cura?
–El acompañamiento médico es sin duda de vital importancia para el niño y su familia, sobre todo en el impacto de la calidad de vida de estos enfermos crónicos. Diversos factores están directamente relacionados con la calidad de vida: el miedo, el estrés, la ansiedad y depresión son rasgos asociados a niños con asma. Además, ausencia escolar, interferencia con actividades diarias, visitas no programadas al consultorio médico y urgencias que también tienen un impacto en la vida de la familia de un chico con asma. Por lo tanto, la educación podría ser un proceso continuo que debería ser enfatizado.
(*) Médico pediatra, especializado en neumología pediátrica del Hospital General de Niños Ricardo Gutiérrez de Buenos Aires.
Atención a estos datos
El Dr. Bareiro Argüello recordó:
* La historia natural del asma en la niñez revela que aproximadamente el 80% de los asmáticos empiezan a sentir síntomas de la enfermedad antes de los 6 años de edad.
* Sin embargo, no todo niño con sibilancia debería ser considerado asmático, debido a que la gran mayoría presenta cuadros transitorios, para lo cual se hace indispensable una evaluación médica y orientación a los padres.
* Existen tests no invasivos que se pueden realizar a niños, como la espirometría y medición de óxido nítrico exhalado, que puede realizar un personal entrenado. Estos estudios ayudan no solo en el diagnóstico, sino también a hacer el seguimiento de la enfermedad.
Un buen control
El Dr. José Ramón Villa Asensi, jefe de sección de Neumología del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús, de Madrid, ofreció una conferencia dentro del seminario de actualización pediátrica, sobre los avances en tratamientos y detección del asma. El galeno destacó el diagnóstico diferencial para descartar otras enfermedades que pueden disimular el asma.
–¿Cómo se diagnostica el asma a priori?
–Los síntomas que más frecuentemente van a ver los padres son la tos, los episodios de dificultad para respirar, los ruidos en el pecho. Normalmente los silbidos o pitos en el pecho son síntomas que van a haber; con mucha frecuencia esos síntomas van a ser secundarios a un proceso infeccioso a cualquier catarro. Puede ser un niño que siempre está normal, pero cuando se acatarra empieza con dificultad respiratoria, se ahoga, tiene silbidos y tos. En otro momento cuando los padres deben estar atentos es cuando el niño hace ejercicio, porque hay veces que el niño cuando está tranquilito y sentado está bien, pero en el momento en que empieza a correr empiezan la tos, disnea, con soplidos. En ese caso hay que descartar que el niño tenga asma de esfuerzo y eso debe ser valorado por el médico.
–¿Cuál es la recomendación para los doctores?
–Los doctores deben buscar los máximos datos posibles para poder interpretar hasta qué punto estamos ante un asma normal o ante algo más. No es lo mismo un niño asmático que crece normalmente que un niño que no crece, que no engorda. Si un niño no crece, posiblemente tenga alguna otra enfermedad más grave. Un niño que presenta síntomas muy pronto, en los primeros años de vida, es posible que tenga algún tipo de malformación. Hay que buscar razones para pensar que a lo mejor lo que tiene no es un simple asma. Entre los métodos que pueden colaborar está la espirometría, que tiene una función muy sencilla para valorar la función pulmonar de los niños, se debe emplear (este método). Y esto nos va a señalar muy bien a determinar qué niños tienen obstrucción de la vía aérea, qué mejora o no mejora con un broncodilatador. Hay que identificar además qué factores pueden empeorar el asma.
–¿Cuáles son esos factores que pueden empeorar el asma?
–Una vez que hemos identificado que el niño tiene asma, debemos conocer qué cosas le pueden empeorar el asma. Por ejemplo, si hay un gatito en casa y el niño tiene alergia al gato, no vamos a conseguir resultados para controlar el asma si no nos deshacemos del gatito. Si los padres fuman es más grave, porque, aunque le proporcionemos al niño los mejores tratamientos, no se va a mejorar. Debemos saber si el niño no presenta reflujo, que hace que la comida que ingiere se vuelva al esófago y esto hace que ello empeore su asma, entre otras observaciones.
–¿Existe vacuna contra el asma?
–No existen vacunas para tratar el asma, pero sí existen vacunas para la alergia, que se utilizan mucho. Sin embargo, la base científica que tienen es muy escasa. La verdad es que las vacunas pueden mejorar algo a los pacientes, pero es una mejoría pequeña y no se ha visto en ningún estudio que sean capaces de curar de verdad al paciente asmático.
–¿Cuál es el mejor tratamiento?
–Ningún tratamiento es 100 % efectivo, pero haciéndolo bien vamos a conseguir el control de la enfermedad en la gran mayoría de los pacientes. Si hoy en día no somos capaces de curar el asma, nadie puede decir que puede curar el asma, porque no es cierto. Sí podemos controlar el asma y hacer que el niño lleve una vida normal, con una buena calidad de vida.
Tratamientos eficaces
La Dra. Alicia Alcaraz, neumóloga pediatra, junto con el Dr. José Ramón Villa Asensi, destacaron los tratamientos más eficaces para evitar las crisis de asma.
* Los corticoides inhalados son los fármacos más eficaces, que administrados a la dosis correcta, a dosis bajas, generalmente mejoran el asma en la mayoría de los niños y no tienen efectos secundarios. Luego hay otros medicamentos que nos pueden ayudar, como por ejemplo los antileucotrienos. Son más suaves que los corticoides, no tan potentes, pero que pueden ayudarnos, sobre todo cuando los asociamos con otros medicamentos, destacó el doctor Villa.
* La Dra. Alcaraz subrayó la importancia de utilizar las cámaras de inhalación apropiadas a la edad y con calidad, porque la mayoría de los medicamentos que se administran son por vía inhalada y se debe garantizar que el medicamento llegue a los bronquios. “Estas cámaras tienen que tener dos válvulas, una inspiratoria y otra expiratoria”, precisó.
* El doctor Villa desaconseja el uso de nebulizadores. “Estos aparatos pueden ser útiles para administrar algunos medicamentos, como los broncodilatadores, pero no son útiles para administrar los corticoides. Asimismo, los nebulizadores ultrasónicos no nebulizan los corticoides. Sin duda es preferible utilizar las aerocámaras, que son mucho más eficaces”, puntualizó.