Cleptomanía

Se da el nombre de cleptomanía al impulso obsesivo de hurtar objetos que no necesita, ni le sirve para su uso personal, ni suele tener un valor monetario considerable. Se trata de un trastorno psicológico que se engloba en los llamados “trastorno del control de los impulsos”. Persona impulsiva, según la Real Academia, es quien “llevado de la impresión del momento habla o procede sin reflexión, ni cautela”.

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En el trastorno de la cleptomanía deben concurrir además todos los caracteres propios de la verdadera obsesión: ausencia o disminución del sentido moral, lucha angustiosa, súbito deseo surgido, alivio de la angustia al realizar el hecho, que al mismo tiempo la causa horror. Antes del hurto el paciente experimenta una creciente sensación de tensión, que solo desaparece perpetrándolo, lo que hace sin concurso de otra persona, ni guiado por la ira, ni deseos de venganza.

Debido a que los cleptómanos obtienen gratificación del acto mismo de robar y no de la posesión de lo sustraído, se apoderan a menudo de objetos de poco valor que podrían comprar fácilmente. Los pacientes en general son mujeres y realizan sus hurtos en grandes almacenes. Aún cuando la cleptomanía consiste en no poder dejar de apoderarse de algo, no implica la privación de guardarlo. El medio más seguro de privarse de remordimientos sería restituyendo el objeto robado, lo cual nunca sucede.

El impulso de robar existe, en la forma angustiosa de la cleptomanía. Se puede en ciertos casos encontrar asociados al coleccionismo (actos patológicos de algunos dementes) y se observa a veces en personas de gran cultura, que pierden por completo el decoro.

Hemos atendido en el consultorio casos relacionados a mitomanía y trastornos diversos de la personalidad. La cleptomanía está ligada a una personalidad disfuncional, más que a una enfermedad concreta. La cleptomanía se aprecia sobre todo en débiles mentales, en psicópatas, o en sujetos cuyo sentido ético flaquea en presencia de estados depresivos o crisis fisiológicas (embarazos, menopausia, etc.)

No debe confundirse el impulso de robar con el robo consciente y organizado, ni con los actos de apropiación accidentalmente observados en el curso de diversas psicosis (deterioros demenciales, parálisis general, confusión, pequeño mal epiléptico “estados segundos”), etc.

También pueden aparecer en situaciones clínicas persistentes: psicosis, enfermedades cerebrales o trastornos fisiológicos de origen hormonal. Existen cleptómanas famosas que tuvieron problemas con la justicia, en el mundo del cine y del deporte.

Aunque la psiquiatría considera la cleptomanía un trastorno en el control de impulsos, no se reconoce como atenuante legal en ciertos países. La justicia deberá despejar claramente el aspecto patológico del acto reprochado, o de la personalidad del cleptómano.

¿Qué se puede hacer para resolver este trastorno? Las posibilidades de tratamiento son diversas. Pero antes que nada se debe reconocer el disturbio como un trastorno de la personalidad, y luego remitir el caso al médico especialista. En el tratamiento se incluyen medidas psicológicas, sociológicas y farmacológicas.

Bibliografía: Diccionario de Psiquiatría, de Antoine Porot.


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