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El doctor Carlos Arce Aranda, especializado en cirugía torácica (*), responde.
–¿Qué prevalencia existe en el Paraguay de enfermedades del pulmón que requieren cirugía?
–La cirugía torácica nació de la cirugía general a principios del siglo XX en respuesta a las enfermedades torácicas prevalentes en ese momento, principalmente la tuberculosis y los traumatismos relacionados a la Primera Guerra Mundial. En la segunda mitad del siglo, un segundo flagelo sorprendió a la disciplina: el tabaquismo. Con ello, los procedimientos quirúrgicos para la extirpación del cáncer de pulmón pasaron a formar parte de la práctica rutinaria del cirujano torácico.
En el Paraguay, las enfermedades infecciosas (muchas veces complicaciones de la tuberculosis o de una neumonía), los traumatismos del tórax y las complicaciones del hábito de fumar (desde el enfisema pulmonar, enfermedad pulmonar obstructiva crónica hasta el cáncer de pulmón) ocupan las principales indicaciones de algún tipo de cirugía. A ello se pueden sumar las malformaciones de la pared torácica, los tumores del mediastino y la hiperhidrosis (sudoración excesiva en axilas y manos).
–¿Quiénes son los pacientes que deben ser intervenidos?
–En muchas ocasiones, la cirugía surge como uno de los posibles tratamientos a ser realizados a los pacientes, dependiendo del tipo de enfermedad. En algunos casos, porque la infección en el pulmón no está controlada (como las neumonías complicadas con derrame pleural), o porque se encontraron tumores dentro del pulmón. La mayoría de naturaleza maligna, que dificulta la respiración, producen sangrados de las vías aéreas (como el cáncer de pulmón). Otra razón es un trauma externo que produjo una herida, una lesión en las costillas o el pulmón como los accidentes de tránsito.
–¿Cuáles son los riesgos de una enfermedad del pulmón?
–Siempre que aparece una enfermedad en el pulmón, el mayor riesgo es que esta, si no es bien tratada, produzca una reducción en la función respiratoria. Esto con el tiempo puede traducirse en una insuficiencia respiratoria, causa dificultad para respirar al paciente. En una persona que fuma, estos riesgos son aún mayores.
(*) Universidad Claude Bernard Lyon, Francia.