Asma en invierno

Esta terrible enfermedad es muy cruel porque el paciente tiene la desesperación de falta de aire y tose, mientras las vías respiratorias se hinchan y le oprimen. El doctor Carlos Rubén Palacios (*) habla de la forma en que se presenta y cómo revertirla.

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–¿Cómo se relaciona el frío con el asma?

–No se termina de entender el efecto del tiempo sobre los síntomas del asma, pero la relación es evidente. Muchos estudios han demostrado varias conexiones, como el aumento de urgencias hospitalarias relacionadas con el asma si se dan determinadas condiciones meteorológicas. Algunas personas observan que sus síntomas empeoran en épocas concretas del año. En otras, una lluvia severa o un cambio brusco de temperatura puede desencadenar un ataque.

La exposición al aire frío y seco es un frecuente desencadenante del asma y puede causar síntomas graves rápidamente. Las personas con asma inducida por el ejercicio en deportes de invierno son especialmente vulnerables. El aire caliente y húmedo también puede provocar síntomas del asma en algunas personas.

La humedad que estimula el crecimiento de las esporas del moho, y el tiempo seco y ventoso, que esparce el polen y el moho por el aire, también pueden causar problemas. En ciertas zonas, el calor y la luz solar se unen a los contaminantes y crean ozono a nivel del suelo, otro desencadenante del asma.

–¿En los adultos el asma es siempre una respuesta alérgica?

–El asma alérgica puede darse en el niño y en el adulto, y es una entidad que se caracteriza por la hiperreactividad bronquial. Es inherente al individuo, y condiciona al pulmón para responder de manera desproporcionada a una variedad de estímulos, con aparición de broncoespasmo. La obstrucción es reversible espontáneamente o por efecto de la medicación. A pesar que la hiperreactividad parece tener una base genética, se reconoce que también puede ser de etiología adquirida, por factores no genéticos, como las infecciones del tracto respiratorio, especialmente virales.

La prevalencia

–La incidencia del asma es alta, posiblemente entre 3% y 5% de la población. Puede iniciarse en cualquier edad, pero aproximadamente la mitad de los casos ocurren en menores de 10 años. En la niñez, la relación entre el sexo masculino y el femenino es de 2:1. En la edad adulta, la proporción es igual 1:1

–¿Cómo prevenir los episodios tan desgastantes de esta enfermedad?

–Cada asmático tiene sus propios desencadenantes de las crisis, pero es bien sabido que hay ciertas sustancias que son las responsables en la gran mayoría de los pacientes.

En diferente medida de susceptibilidad, cada paciente puede habitualmente reconocer cuáles son las sustancias más frecuentemente implicadas en sus crisis y, por lo tanto, se evitarán.

Las pruebas que se pueden realizar sirven para conocer de modo exacto qué sustancia es la más alergógena para nuestro paciente y, de ese modo evitarla, con más énfasis o bien realizar terapias de desensibilización. Las más comunes son polen, moho de la humedad, ácaros del polvo, caspa de animales y ciertos alimentos.

* Alergólogo, presidente de la Sociedad de Alergia, Asma e Inmunología (SPAAI).

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