Asma del adulto

Los asmáticos tienen los bronquios inflamados, sensibles y más cerrados al contacto con las sustancias detonantes. Los peligrosos alérgenos en el aire, virus, el frío y hasta la contaminación ambiental son culpables.

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Existen ciertos síntomas característicos del asma como sibilancia, dificultad respiratoria, opresión en el pecho y tos. Se trata de una enfermedad crónica de los bronquios, por lo que resulta importante conocerla para poder tratarla apropiadamente. Uno de los problemas es que la mayoría de los pacientes no sigue un tratamiento continuo, ya que los cambios climáticos hoy complican aún más la situación de los asmáticos. Bajo el riesgo de morir por una crisis no atendida de modo correcto, las emergencias son controladas de un modo deficiente y sin continuidad. Pero esta es una enfermedad que puede apeligrar la vida.

La doctora Sonia Sánchez, neumóloga, afirma que el asma es una enfermedad crónica frecuente y potencialmente grave, que supone una alteración importante en la calidad de vida de los pacientes y sus familias.

“Se caracteriza por la inflamación crónica de las vías aéreas, la cual lleva a la hiperreactividad y obstrucción intermitente y generalmente reversible de los bronquios; esto genera síntomas como silbidos de pecho, tos, dificultad respiratoria y opresión torácica”, añade.

La neumóloga refiere que estos síntomas son variables en el tiempo, en cuanto a intensidad y frecuencia, pudiendo el paciente tener episodios de exacerbaciones y remisiones inclusive.

En tanto, la doctora Matilde Murdoch, neumóloga, menciona que la mayoría de las personas con asma tienen ataques, separados por períodos asintomáticos. Algunas tienen dificultad prolongada para respirar con episodios de aumento de la falta de aliento.

Recuerde que “no existe cura para el asma, aunque los síntomas algunas veces disminuyen con el tiempo. La mayoría de las personas pueden llevar una vida normal con automanejo y tratamiento médico apropiado”.

La neumóloga Sánchez indica que existen ciertos factores que pueden agravar los síntomas, como las infecciones respiratorias, el clima, ejercicio, emociones, alérgenos domésticos o laborales, ciertos medicamentos como los betabloqueantes o aspirina pueden empeorar los síntomas o desencadenar una crisis asmática.

“El diagnóstico se realiza en base a los antecedentes familiares, historia clínica y pruebas de función pulmonar, como la espirometría. Se trata de un método sencillo en el que el paciente realiza maniobras respiratorias controladas, a través de ellas se puede comprobar la existencia de obstrucción bronquial y evaluar la reversibilidad de dicha obstrucción luego de la aplicación de broncodilatadores”, acota.

La doctora Murdoch enfatiza que cuando se presenta un ataque de asma, los músculos que rodean las vías respiratorias se tensionan y su revestimiento se inflama, lo que reduce la cantidad de aire que puede pasar por estas.

“En las personas con vías respiratorias sensibles, los síntomas de asma pueden desencadenarse por la inhalación de sustancias llamadas alérgenos o desencadenantes. Los más comunes son el polvo de la madera, el polvo de los granos, la caspa animal, los hongos o los químicos. Muchas personas con asma tienen antecedentes personales o familiares de alergias, como la rinitis alérgica, pero cabe resaltar que el asma no es una alergia como generalmente se denomina”, agrega la profesional.

Los enfermos con recaídas puede que no tengan el tratamiento indicado o sufran rinosinusitis o reflujo, entre otros.

Inflamación crónica

La doctora Sánchez afirma que la base del tratamiento del asma “es tratar la inflamación crónica, lo cual se realiza con corticoides inhalados, como la beclometasona, budesonide o fluticasona, asociados a broncodilatadores de acción corta como el salbutamol, o prolongada como el salmeterol. Se pueden agregar otros tratamientos como los antileucotrienos, corticoides sistémicos, etc., dependiendo de la severidad de los síntomas y las necesidades de cada paciente”.

Agrega que “el tratamiento debe ser prolongado y controlado, de manera a evitar la progresión de la inflamación, que puede producir un remodelado de las vías respiratorias y una evolución desfavorable”.

El objetivo del tratamiento, según la especialista, es el control total o casi total de los síntomas para que el paciente tenga una vida plena y alcance todas sus potencialidades, no limitadas”.

Hacia una vida mejor 

* Existen ejercicios respiratorios que ayudan a controlar la respiración y la ansiedad cuando sufre una crisis asmática.

* Cuando empieza una crisis es mejor sentarse con los brazos apoyados en una mesa, relajarse, sacar el aire con los labios fruncidos y respirar sin ansiedad, sirviéndose del abdomen.

* La fisioterapia respiratoria con ejercicios especiales se hace cuando no hay crisis asmáticas. Son ideales para la musculatura respiratoria y del tórax, pues fortalece o relaja los diferentes músculos.

* Es necesario drenar las secreciones con la adquisición de un correcto patrón respiratorio.

* La relajación y control respiratorio ayudan al igual que tener las dosis adecuadas de medicación.

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