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La doctora Nelly Colmán, especialista en reumatología, señala que cuando los dolores se localizan a nivel de las rodillas podemos distinguir dos tipos principales: por un lado, los dolores de tipo mecánico, y el denominado inflamatorio.
“Los dolores mecánicos se presentan en la enfermedad conocida como artrosis o osteoartritis, en que la articulación sufre un desgaste a nivel del cartílago que reviste los huesos, y se producen alteraciones secundarias en el hueso, la cápsula fibrosa que rodea la articulación y los tendones y ligamentos circundantes”, menciona.
Agrega la profesional que “en este caso la persona presenta dolor principalmente al realizar actividades físicas; por ejemplo, caminar, correr, estar de pie por períodos prolongados. Habitualmente ese dolor cede al reposar y con la ingesta de antinflamatorios. Se acompaña también de sensación de rigidez en la zona al iniciar los movimientos; por ejemplo, luego de haber estado sentado largo tiempo, se normaliza entre cinco a 10 minutos después”.
Si no se trata la enfermedad, “los síntomas van empeorando lentamente y limitan la calidad de vida”, sentencia la especialista.
Por su parte, la doctora Margarita González de Urízar, reumatóloga, refiere que el diagnóstico de la artrosis de rodillas se realiza por los síntomas que presenta el paciente. “Se caracteriza por dolor insidioso, acompañado de rigidez. Ocurre al iniciar los movimientos y con los esfuerzos realizados; en estadios más avanzados, puede ocurrir incluso en reposo”, explica.
“La rigidez no dura más de 30 minutos y se acompaña de crujido articular. Al examen físico, aparte del dolor, puede haber edema, calor y limitación de los movimientos articulares. Los pacientes con artrosis de rodillas se quejan de dolor al levantarse de una silla, al iniciar la marcha o al subir y bajar escaleras”, añade.
La doctora Colmán resalta que la edad en que se inician los dolores por artrosis es bastante variable; en general, por encima de los 40 años de edad, pero puede aparecer antes si existen factores predisponentes. Es un poco más frecuente en las mujeres.
“Influyen a desarrollar esta enfermedad la obesidad, que produce sobrecarga crónica en las articulaciones; y la práctica de deportes de alto impacto, que puede causar la acumulación de microdaños que lesionan el cartílago y el hueso. Además, los traumatismos o golpes que lesionan los meniscos o ligamentos articulares, y alteraciones de la alineación de las piernas, como los varos o valgos de rodillas, que son conocidas también como piernas en X o tetyma ñoki”, culmina.
Perjuicio progresivo
La doctora Colmán indica que en la prevención de la artrosis de rodillas es importante evitar el sobrepeso y la obesidad, hacer los ejercicios acordes a la edad y al peso, con estiramiento y calentamiento previos. En aquellas personas que denoten indicios de artrosis se recomiendan ejercicios de bajo impacto como hidrogimnasia, bicicleta estática o caminata.
Recuerde que la evaluación a cargo de un especialista en reumatología o traumatología es importante ante el dolor persistente en rodillas, para detectar tempranamente la artrosis y descartar otras enfermedades más severas. “El pronóstico mejora mucho si se instaura un tratamiento temprano, que consiste en corregir aquellos factores que influyen en su progreso. Hará bien la fisioterapia y kinesioterapia acorde al cuadro; además se cuenta con medicación inocua que disminuye el dolor y, en cierta medida, la progresión de la artrosis. Existen también inyecciones articulares para mejorar el dolor y la movilidad”, expresa Colmán.
“Sin tratamiento, el perjuicio funcional es progresivo, pues la artrosis avanza y puede ocasionar la incapacidad funcional”, subraya González de Urízar.