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El doctor Derlis Aranda, psiquiatra, dice que la depresión se caracteriza por síntomas típicos como la pérdida de apetito y peso, insomnio, disminución de la libido además de la tristeza, la pérdida de la capacidad de disfrutar de cosas, indecisión, entre otros. Para estos trastornos suelen recetarse los antidepresivos y ansiolíticos, que tomados según la posología indicada por el médico tratante (según dosis y horarios) no deberían acompañarse de efectos colaterales significativamente riesgosos. Ambos grupos de medicamentos (antidepresivos y ansiolíticos) tienen rangos de seguridad (dosis mínimas y máximas terapéuticas) que cuando son respetados, si bien pueden acompañarse de molestias, son “toleradas” por lo general por los pacientes”.
“Existen, sin embargo, personas sensibles particularmente a algunos fármacos y no exclusivamente a antidepresivos y ansiolíticos, que se aplica también a antiinflamatorios, antibióticos, etc. Para evitar este tipo de respuestas con antidepresivos y ansiolíticos en los pacientes, se recomienda iniciar la medicación con dosis bajas e ir incrementándolas lentamente hasta lograr las adecuadas según la respuesta clínica, o mejoría de los síntomas”, orienta el psiquiatra.
Otro dato interesante que aporta el especialista es que los fármacos que reciben los pacientes, diabéticos, por ejemplo, pueden interaccionar con los antidepresivos y ansiolíticos. Algunas molestias que los pacientes suelen referir son: cefalea, náuseas, vómitos, temblores, inquietud e insomnio.
El doctor Manuel Fresco, psiquiatra, director del Centro Nacional de Prevención y tratamiento de adicciones, explica que “todos los químicos producen cambios en el cuerpo, luego se llega a una tolerancia, y el paciente debe aumentar la dosis o la frecuencia para lograr el resultado deseado. Es lo que en el tema del alcohol se conoce como cultura alcohólica. La persona aprende a tomar y puede tomar más sin el efecto que hace a una que nunca tomó en su vida. Algunas de las patologías más graves son la dependencia, una enfermedad siquiátrica, y llega un momento que ya no le hace efecto, aunque toma la pastilla no duerme, ya no hace el efecto buscado”.
El doctor Aranda aborda además los “grupos de medicamentos que requieren de un acompañamiento o supervisión más cercana cuando son indicados (consultas más frecuentes, monitorización de valores del medicamento en sangre). Es conveniente que el médico evalúe si el paciente se encuentra o no en condiciones de seguir sus indicaciones. De no ser así, la ayuda o acompañamiento de un familiar puede hacer posible el tratamiento de esa persona”.
Más adelante el doctor Fresco subraya que “la adicción a los medicamentos se trata como cualquier dependencia a marihuana, alcohol; hay que ver qué tipo de droga es porque algunas no se pueden cortar de pronto como los ansiolíticos, pastillas para dormir, calmantes como la morfina. Estos se disminuyen o sustituyen por otros más fáciles de retirar después. Es como cualquier dependencia, solo que en vez de una droga ilegal es una dependencia a un medicamento. Pero el esquema es el mismo, la persona tiene que hacer desintoxicación, terapia de grupo, profesionalizada y concurrir a narcóticos anónimos”. Las personas que necesiten atención de este tipo pueden llamar al Centro Nacional de Prevención y tratamiento de adicciones, al 021 298 352.