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El doctor Bernardo Bernard, médico internista, nos dice que “los anticoagulantes se usan para prevenir las trombosis y embolias, por ejemplo, la heparina de bajo peso molecular se debe usar rutinariamente en posoperatorios”. Consiste en una inyección que se aplica en la panza de los pacientes que fueron operados. “Esto se hace para prevenir las trombosis venosas y la complicación más temible: la embolia pulmonar”. Otros casos que reciben esta medicación son los pacientes “con cirugías traumatológicas en rodilla o caderas, y pueden requerir anticoagulación prolongada por vía oral”.
La evaluación de los riesgos, según el profesional, en la tabla Scors considera los posibles problemas de trombosis al considerar edad, sexo, comorbilidad como diabetes, varices, encamamiento por el acto quirúrgico donde la persona esta inmovilizada y favorece las trombosis en miembros inferiores. Otros factores son: varices y obesidad. “Se medican por vía subcutánea o vía oral con los anti K o anti vitamina K (Dabigatrán y Rivaroxabán), anticoagulantes de segunda generación, es decir, son los más modernos”.
Existen también “pacientes que deben tomar de por vida un anticoagulante debido a una trombosis venosa, o por tener antecedentes de embolias pulmonares. Estos requieren medicación por vía oral más prolongada”.
Insiste el profesional médico que “especial cuidado se tendrá con pacientes con fibrilación auricular o una arritmia cardiaca que favorecen las embolias, porque se forman coágulos. Otras enfermedades como insuficiencia cardiaca con ventrículo dilatado e hipertensión pulmonar” también son de cuidado.
La complicación más temida de los anticoagulantes, explica el Dr. Bernard, es la hemorragia, la que se produce en el aparato digestivo y en el cerebro debido a traumatismos y cortes que son peligrosos para estas personas.
“Los anticoagulantes, anti K, requieren controles laboratoriales frecuentes, drogas que deben ser manejadas por especialistas, no así los que se medican con Rivaroxabán y Davigatrán”, finaliza.