Cargando...
La Dra. Raquel Wattiez, oftalmóloga pediatra, señala que “las alteraciones más frecuentes que pueden presentarse en los bebés son, en primer lugar, el epicanto o epicantus, que es un repliegue cutáneo que cubre la parte interna del ojo. Es muy frecuente en los bebés, y como el puente de la nariz aún no está desarrollado, la base nasal es ancha y confunde con el estrabismo, por eso es una causa de consulta en oftalmopediatría, ya que los padres creen que los niños desvían los ojos”.
La profesional señala que “el epicanto no implica ninguna enfermedad. Con el crecimiento de los huesos de la cara, el puente de la nariz va desarrollándose y “traccionando” la piel. El epicantus desaparece y queda al descubierto el canto interno del ojo. Por lo tanto, la sensación de estrabismo va desapareciendo conforme crece el niño a lo largo de la vida”, agrega.
Informa que “la Ptosis palpebral congénita es otra de las patologías palpebrales muy frecuentes. Significa párpado caído o descenso del párpado superior con respecto a su posición normal. Puede abarcar un solo párpado o ambos. Puede aparecer como una anomalía aislada o asociada a otras malformaciones sistémicas. Habitualmente produce alteraciones estéticas, exceptuando que el párpado caído debido a su posición interfiera en la visión, lo cual puede producir ambliopía, que es la pérdida de visión por falta de desarrollo visual, si no se trata a tiempo”.
Según la especialista, el tratamiento es quirúrgico siempre, y el momento de la cirugía depende mucho del grado de la ptosis y de la visión del paciente.
Afirma además que “también se encuentra la ptosis congénita. Existen otras alteraciones palpebrales congénitas, que si bien son menos comunes, pueden ocasionar daño a las estructuras oculares y también a la visión. El entropion congénito no es tan frecuente, sin embargo, cuando aparece en un bebé, está presente al nacer y preocupa mucho a los padres”.
El denominado “entropión epiblefaron consiste en la inversión del borde del párpado inferior, lo que provoca que las pestañas se rocen contra el ojo. Pero en los bebés rara vez causa problemas, ya que sus pestañas son muy suaves y no lesionan la córnea con facilidad. Si lo hacen, es después de los seis meses de edad, cuando las pestañas se hacen más duras, pudiendo lesionar la córnea por el roce constante y producir una úlcera de córnea, que es una complicación grave. Por eso los padres deben llevar al bebé a los controles que el médico les indique, cuando presenten este tipo de problema”, acota.
Afirma que “el tratamiento del entropión sin importar la causa es siempre quirúrgico. Para su tratamiento se requiere la cirugía correctora del párpado, lo que evitará un daño severo de la córnea, por el roce permanente de las pestañas sobre ella. Otra alteración muy parecida al entropión es el epiblefaron, que en ocasiones se confunde con el entropión; se caracteriza por un enrollamiento cutáneo por debajo de las pestañas del párpado inferior que hace que estas se dirijan verticalmente y contacten con la córnea”.