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El vegetarianismo o vegetarismo, más que un régimen alimentario, es un estilo de vida que debe ser controlado por un especialista para evitar carencias esenciales como por ejemplo, de hierro.
El licenciado Ramiro Moreno Azorero, nutricionista, afirma que la alimentación vegetariana se caracteriza por ser rica en vegetales, cereales integrales, legumbres (lentejas, soja, porotos, garbanzos, frijoles, etc.) y frutas.
“El vegetarianismo no es solo una forma de alimentarse que excluye los bocados de origen animal, es todo un estilo de vida, tanto es así que los que eligen esta forma de vivir no solo rechazan los nutrientes de este grupo, sino cualquier producto o material procedente de animales, aunque hay excepciones y tipos”, subraya.
El profesional indica que “existen diferentes tipos de alimentación vegetariana, por citar las principales: el veganismo (vegetarianos estrictos, no consumen ningún alimento de origen animal, ni derivados con lácteos, leche o miel), el ovolacteovegetarianismo (incluye huevos y lácteos en su alimentación, es la dieta más seguida en occidente), ovovegetarianismo/lactovegetarianismo (únicamente consumen huevos o lácteos respectivamente, como alimentos de origen animal), dieta frugívora (basada en frutas, frutos secos, y semillas. Incluye aquellos frutos que se clasifican como verduras: tomate y aguacate; el resto de vegetales está excluido). Otras dietas vegetarianas suelen denominarse vegetarianas pese a consumir pescados o mariscos, lo cual es un error conceptual, ya que el pescado no entra en los preceptos del vegetarianismo”.
Beneficios
El licenciado Moreno describe que “en contra de lo que se cree, las dietas veganas, lactovegetarianas y ovolactovegetarianas –bien planificadas– son apropiadas para todas las etapas del ciclo vital. Así lo manifestó la Asociación Americana de Dietética, en el 2009, tras revisar los últimos estudios realizados con estas poblaciones. Sus ventajas se explican por la abundancia de nutrientes como vitaminas y minerales, así como fibra dietética, y por ser bajas en grasas saturadas y colesterol”.
Enfatiza el licenciado Moreno Azorero que “se prestará especial atención al caso de mujeres embarazadas y lactantes, asegurar un aporte adecuado de vitamina B-12, vitamina D, hierro, calcio, zinc, ácido fólico y DHA (ácido docosahexaenoico, un tipo de ácido graso omega 3 que se encuentra de manera natural en la leche materna y ciertos alimentos). Se garantizará su presencia a través de alimentos suplementados”, recomienda.